El canto del cuco

DICEN QUE LA PRIMAVERA llega cuando se oye cantar al primer cuco. En cuanto pasó Semana Santa, el 11 de abril, el cuclillo entonaba su doble estrofa en las paleras y álamos del soto de Palanquinos. El retorno de las aves que invernan en África tropical lo inició la golondrina común, a primeros de marzo, precedida, en febrero, por el críalo, pariente del cuco especializado en parasitar a los nidos de urracas y que come orugas urticantes.. Desde entonces, a medida que el follaje cubre las arboledas y los campos resuenan con el cricrí grillero, el paisaje leonés va aposentando a estas especies viajeras que han tenido que migrar cruzando el inhóspito desierto del Sáhara. En las Hoces de Valdeteja, los cortados de los Picos Moros y las calizas de la Montaña de Riaño, el alimoche, blanco y negro, vuela entre buitres, águilas y chovas. Hoy se sabe perfectamente que la costumbre de comer boñigas de vaca le sirve para obtener los pigmentos amarillos, carotenoides, que dan color a la piel amarilla de su cara, aspecto facial que demuestra a sus congéneres un buen estado corporal a la hora de criar. En los barbechos y mieses del secano, revolean los cernícalos primillas, rapaces gregarias que crían en las tejas de corrales y ermitas, y los estilizados aguiluchos cenizos, de alas en uve y, en el caso del macho, con un contrastado plumaje azul grisáceo y negro. En el suelo, buscan semillas de cenizos las terreras, pequeños pájaros pardos parientes de las sedentarias alondras y calandrias, y persiguen escarabajos las collalbas grises, conocidas como culiblancas por la mancha blanca en el arranque de la cola. Los pescadores que varean las truchas ven sobre el cauce la silueta negruzca de una rapaz de cola ahorquillada, el milano negro, y las evoluciones de los aviones zapadores que excavan su colonia de cría en los taludes de arcilla, rodeados de un concierto musical que dominan la flauta del ruiseñor y el silbo de la dorada oropéndola. Chillan vencejos en el Húmedo.