TRIBUNA
A Miguel Fierro, presidente de la Federación de Caza
SABES que me gusta el campo, y aunque no tengo mucho tiempo, recientemente, paseando me encontré con la desagradable visión de un corzo hembra ahogado en un canal de nuestra provincia. La visión es espeluznante. Un bello animal con las patas destrozadas, casi muñones, por intentar salir inútilmente de una trampa mortal, que hacía deducir una muerte agónica y cruel. Las imágenes en directo hacen que uno se plantee de nuevo un problema que ya conoce, pero como sucede en todas las catástrofes, cuando no se palpa el directo, parece que las cosas ocurren en otro planeta. En esos momentos se piensan muchas cosas. La cantidad de kilómetros de canales que existen en nuestra provincia y país, si las obras de ingeniería se podían haber realizado pensando en todos los aspectos posibles -incluidos los «menores» del medio ambiente-, si cuando se hicieron no había otra alternativa, y si actualmente que posiblemente existen otras alternativas se continúan haciendo igual -difícil de entender-, o si se están tomando medidas y cuales. La primera cuestión para plantearse cualquier problema es conocer la magnitud de la situación. que mi deber era comunicarlo a un organismo oficial, me puse en contacto con una parte de la delegación de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, el pasado 30 de abril a las 9 horas, y relate que había visto un animal muerto en un canal. No me preguntaron donde, les di mi número de teléfono y al cabo de 3 horas me llamó la misma persona a la que contacté y me dice que si lo considero oportuno, que lo comunique al ayuntamiento del pueblo o que llame yo a la confederación hidrográfica «para que saquen al animal muerto», que no era competencia de ellos. No me preguntaron nunca donde estaba el animal. Miguel, suponían que mi llamada era para que sacaran al animal -atónito- les dije que a mí la extracción del cuerpo no me importaba, lógicamente, lo que me preocupaba era el problema de fondo y por tanto que se contabilizara el accidente, pensando yo que existirían estudios, o un censo. Me contestaron que sabían que «muchos animales se ahogan» y se terminó la conversación. Quedé estupefacto al finalizar esta conversación. Mi interlocutor pertenecía a Medio Ambiente, no aprecié capacidad científica ninguna, digo yo que habrá que saber -al menos en medio ambiente- cuantos animales se ahogan y donde, no vale decir muchos o pocos. Quizás existan estudios sobre la accidentalidad de los canales -no lo sé- y su impacto en la fauna, y de existir ¿son de fiar?, si la contabilidad la llevara por ejemplo la confederación hidrográfica (y no Medio Ambiente) que es arte y parte: ¿cómo los que hacen los canales van a decir que se ahogan miles de animales?, es de cajón. También pudiera ser que estábamos de «puente» y les cogí en mal momento -a veces pasa-. ¿Quién y cómo se contabiliza este desastre mantenido en el tiempo?, me pregunto. ¿De quién es competencia?. Es obvio que alguien debe proteger el medio ambiente, y de una forma aséptica forzar a las partes a poner una solución al problema, que dicho sea de paso me da la impresión que tiene unas dimensiones alarmantes. Obviamente no estamos en la mejor situación. La accidentalidad de los animales en los canales requiere tratamiento porque la prevención no se ha realizado en su momento -mala solución-. Habrá que acondicionar futuras obras y dar soluciones a las actuales cuanto antes. Es posible Miguel, como tú señalas, hacer plataformas con redes metálicas cada ciertos tramos para que los animales se puedan asir, incluso servirían para los humanos que pudieran tener accidentes. Fierro, me parece un buen momento que al igual que cuando sucedió la alarma de la gripe aviar, para que los cazadores podamos demostrar nuestro celo y preocupación por el medio ambiente -que falta nos hace- y lavar la imagen de matarifes que el colectivo tiene, por otro lado totalmente justificada, porque por desgracia a todo aquel que tiene armas y dispara se le clasifica como «cazador». En esta provincia, la federación, puede activar un censo real de la accidentalidad de los canales, que puede tener importantes consecuencias positivas para el medio ambiente, porque al hacerlo público van a incomodar a ciertas partes que están conviviendo en una simbiosis poco beneficiosa para el medio ambiente y muy cómoda para ellos, y además ser un estudio de referencia. A mí me parece que es fundamental hacer ecologismo serio de profundidad, de verdadero respeto y aprovechamiento de la naturaleza y no de pandereta; y es importante que este colectivo se mueva con hechos contundentes, y en la misma dirección que los verdaderos ecologistas, que es en realidad lo que debemos ser, señalando a la sociedad que la diferencia de un humano útil y respetuoso con el medio ambiente no está en que tenga escopeta o no, sino en sus ideas, en sus acciones y contribuciones. Los no útiles puede que no tengan escopeta o que si la tengan. No es la escopeta lo que debe separar a los verdaderos amantes de la naturaleza. Por cierto, no saben dónde está ahogado el corzo, bueno, te lo dije a ti Miguel que me escuchas.