Las Edades del Hombre y de Ponferrada

ALGUIEN me comentó hace tiempo que todo lo que sea hablar de uno siempre es bueno. Pues bien, a partir del martes Ponferrada, la capital berciana que poco a poco ha sabido, con imaginación, esfuerzo y muchas manos aunando ímpetus, se convertirá en uno de los referentes culturales del presente año a nivel mundial. La razón no es otra que la celebración de una muestra, Las Edades, que nacía allá por el año 1988 de la mano del sacerdote salmantino José Velicia y que se ha convertido en el mejor exponente y escaparate en el que puede apreciarse y muchas veces admirarse el ingente patrimonio de la Iglesia Católica, herencia de grandes hombres en todas las facetas de la vida. Pero para que Ponferrada albergara esta exposición de arte sacro ha tenido que luchar mucho, que insistir e insistir para convencer a los responsables de la Fundación de que, a pesar de no ser sede episcopal ni capital de provincia, el valor e importancia de su legado y la ilusión de sus gentes bien merecían que Las Edades hiciera parada en la ciudad templaria. En esa labor mucho ha tenido que ver el rector de la Encina, Antolín de Cela, perseverante como pocos y un apasionado del patrimonio berciano. Pero también el Ayuntamiento con López Riesco a la cabeza, la propia Fundación de Las Edades que a través de su comisario Juan Álvarez nunca han puesto impedimentos a esta celebración, el obispado de Astorga, encantado con que por segunda vez una ciudad diocesana reciba esta magna cita, de las entidades que la apoyan y en gran medida de los ponferradinos y bercianos que ven con ilusión como un evento que es capaz de atraer a cerca de 700.000 visitantes, tenga a Ponferrada como referencia. A un día de su inauguración oficial a la que por diferentes circunstancias no podrá asistir representante alguno de la Casa Real aunque sí representantes de la Junta, Diputación, Consejo y demás administraciones a la vez que los once prelados diocesanos de la comunidad, la capital berciana ya vive intensamente esta cita que debe convertirse además para apuntalar la imagen de la ciudad para ofrecer en toda su extensión las excelencias de una comarca en la que el patrimonio, la cultura, la gastronomía y la agroalimentación son una parte importante de sus pilares. Por eso, unos y otros deben intentar sacar partido a una muestra que en todos los lugares en los que se ha celebrado ha dejado importantes beneficios, no sólo los económicos que, a pesar de que alguno pueda verlo así, no son los principales. Por eso Ponferrada debe hacer de Las Edades sus Edades, lucirlas de manera lustrosa y convertir a estos siete meses de «Yo Camino» en el camino y trayecto que debe seguir la ciudad y su entorno para lograr que su nombre no sea sólo sonido de unos días o semanas sino el de mucho tiempo y muchas gentes que sin duda alguna, conociendo el Bierzo deben enamorarse de el. Y mientras, otros se siguen afanando en su carrera política, en sus aspiraciones y en el intentar arañar votos de donde sea para hacer de otra fecha del mayo, el 27, la de su triunfo, despegue o incluso la de haber logrado una silla en cualquier corporación para poder mandar y salir en la foto.