Interpretaciones

EL ASUNTO podía tener demasiados recovecos como para decidirse claramente por el blanco o el negro. Por eso nos pasamos semanas instalados en el debate, algunos en la bronca como siempre, sin lograr clarificar casi nada. Y aún a día de hoy, cuando la justicia ya se ha pronunciado y a sólo unas horas de que comience la campaña electoral, seguimos haciéndonos la misma pregunta. ¿Debe estar ANV en las elecciones del próximo 27? En esta temporada, hemos escuchado de todo. A los que proponían colgar del palo mayor a los integrantes de estas candidaturas y a los que pedían llevarlos al santoral por ser tan buenos chicos que se integraron en un partido cuyos estatutos repudian la violencia, aunque ellos cuando se les plantea esta cuestión quedan mudos. Pero, entre unos y otros, siempre convinimos que lo que decidiera la justicia era lo que nos interesaba y lo que íbamos a aceptar. Porque entre lo poquito que nos queda ya, alguna fe sí que tenemos en la justicia. Y la justicia, a través del Supremo, ha dado ya su opinión. El Gobierno debió de instar a la ilegalización de todas las candidaturas de ANV porque, según parece, no hay duda de que han sido gestadas y dirigidas por Batasuna. Así que, después de tanto tiempo de marear la perdiz, ya deberíamos de saber a qué atenernos. Podemos decir lo que queramos, como ha dicho el ministro de Justicia y algún otro pensador ilustre, pero lo que hay es eso. Y debería de estar meridianamente claro para todos, sin que quepan interpretaciones diferentes. Pero ahí seguimos, debatiendo e insultándonos como anteayer. Hay que respetar lo que el alto tribunal ha dictado. Incluso aquellos que mantenemos otra teoría. Y para los que creemos que padecemos un gobierno blandengue y apocado nos vendría bien para la salud que siguiera las recomendaciones de sus señorías e instara a la ilegalización del resto de candidaturas. Porque así le creeríamos eso en lo que tanto insiste. Que nadie como él respeta y escucha al poder judicial.