Diario de León

EN EL FILO

Réquiem por el mayo del 68

Publicado por
FEDERICO ABASCAL
León

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EL QUE avisa no es traidor, y si Sakorzy asesina como ha prometido al mayo del 68, nadie tendrá derecho de sorprenderse. A esa fecha mítica ya la venían enterrando en el panteón de las utopías juveniles los jóvenes que la protagonizaron, quienes antes de cumplir cincuenta años, la funesta edad de las revisiones, ya empezaban a replantearse a sí mismos. El alemán Rudi Dutschke, el único tal vez de aquellos muchachos para quien la revolución dialogada más que un escorzo intelectual era una forma de vida, murió prematuramente a consecuencia de los disparos de un terrorista circunstancialmente sobrevenido, y su ausencia se manifiesta cuando ya nadie se atreve a defender a mayo del 68 como el último grito de rebeldía que lanzó Europa contra su conciencia amilanada. Entumecida Europa en vísperas de aquel mayo que se prendió en Nanterre, inflamó París, barrio Latino, y se extendió por toda la red de universidades francesas. Resultaba muy negativo a la juventud europea, que cultivaba la amistad francoalemana como una censura a la generación de la guerra, que el general de Gaulle, presidente de su propia república, mantuviera el Mercado Común en hibernación, para tener a Alemania en posición subordinada, y cerrara sus puertas, las del MC, a los timbrazos acuciantes del Reino Unido. Europa no se movía, y si algún movimiento político se detectaba no era otro que el del general de Gaulle saltando sobre las dos Alemanias para hablar con la URSS o convirtiendo en oro todo dólar que se acercase a Francia, para incordiar a los Estados Unidos. ¿Intervino la CIA en el mayo francés?. Nadie ha conseguido probarlo y ni siquiera debería sospecharse, porque de Gaulle salió paradójicamente fortalecido después de haber amanecido un día sin poder, pasar invisible unas jornadas a la espera de que nadie, con el poder en el suelo, se atreviera a recogerlo. Tras unos días desaparecido, se agachó de Gaulle a recogerlo porque el general Massu, jefe de las tropas francesas estacionadas en Alemania, movió de acuerdo con el presidente invisible unos tanques en las cercanías de París, lo que demostraba que alguien tomaba alguna medida en el Estado. Pero a cambio de ese apoyo subliminal del ejército a de Gaulle, éste tuvo que ofrecerle a Massu la liberación del general Salan, encarcelado por su oposición activa y armada a la independencia de Argelia, que de Gaulle concedió contra su propia palabra. Se puede pulverizar el recuerdo de mayo del 68, pero será difícil olvidar que tras unos días de revuelta juvenil, los universitarios consiguieron, visitando las fábricas, lo nunca visto, que los sindicatos se unieran a sus propuestas decretando una huelga general. Y Francia vivió unos días sin poder. Sin más poder que el de las calles, donde el mundo pareció quedar paralizado. Y lentamente las cosas volvieron a su cauce, pero los sindicatos pidieron todo lo que de Gaulle no tuvo más remedio que concederles, y el general/presidente anunció hasta un programa descentralizador, en la estructura administrativa del Estado, que acabó con él. Un neoconservador triunfante, con las suavidades formales del conservadurismo francés, bien puede decir que lo de mayo del 68 ha caducado. A ver, sin embargo, cómo desmonta sus logros y efectos.

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