PANORAMA
El cardenal de la Transición
YA RESULTA curioso que sea un hispanista británico, Paul Preston, el que nos recuerde que el 14 de mayo se cumplen cien años del nacimiento del cardenal Tarancón. Esto acontece precisamente en unos tiempos en los que se habla en nuestro país, por activa y por pasiva, de recuperar la memoria histórica y, también, cuando se acaba de producir el anuncio por parte de la Conferencia Episcopal de la beatificación de 498 mártires de la fe en aquellos tiempos convulsos de nuestra guerra civil. La experiencia enseña que el alejamiento o la marginación de lo que supuso la Transición desemboca, casi siempre, en replanteamientos anacrónicos, insolidarios y fraticidas. Una sociedad dividida y conflictiva encontró en la Transición un logro de autoafirmación y convivencia como difícilmente hubiera podido imaginarse. ¿Será que algunos olvidan que el papel de la Iglesia, y concretamente del cardenal Tarancón, fue considerado unánimemente como positivo y fecundo? ¿Será que otros, ensimismados en la mediocridad y falta de liderazgo presente en buena parte del actual episcopado español, sólo buscan lo anecdótico y se olvidan de lo fundamental, es decir, ser fermento de paz, de reconciliación y de esperanza, tal y como pidió el Vaticano II y don Vicente encarnó en tiempos muy difíciles? Parece que Tarancón molesta por igual a ambos grupos. Por suerte, en su persona no se va a cumplir eso de «nadie es profeta en su tierra» y el pueblo que lo vio nacer, Burriana (Castellón), se ha volcado en recordar a esta egregia personalidad. Tarancón no sólo aceptaba el pluralismo, creía en las bondades del pluralismo y se esforzó -desde su identidad de católico ferviente- en la articulación de ese pluralismo en España en unos momentos en los que no era tan común creer que eso era algo positivo. Recordemos los gritos de «Tarancón al paredón» que tuvo que oír en más de una ocasión. El lunes, al mediodía, las campanas de Burriana tocarán con júbilo para recordar al mundo que hace cien años nació un hombre providencial para España y para la Iglesia española.