EN POCAS PALABRAS
Libertad de elegir
ESTAMOS a punto de vivir, el próximo día 27, otra gran experiencia democrática: votar (o no votar, que también es legítimo) a los candidatos de nuestra preferencia que ejercen su derecho a intentar conseguir la representación social. No habría que ignorar sin embargo algunas disfunciones, en modo alguno generalizadas pero sí reales y significativas, que ensombrecen esta ceremonia. En algunos lugares, ser candidato de algún partido democrático o incluso manifestar preferencia por él no es un hecho socialmente inocuo. Así sucede con el PP en Euskadi o con «Ciutadans» o el propio PP en Cataluña. Identificar públicamente estas ideas puede, todavía, crear problemas graves de diversa índole al ciudadano que se arriesgue a ello. La libertad de elegir no será plena hasta acabar con esta situación.