Jesús Santos

LA FOTOGRAFÍA de Mario Amilivia y Francisco Fernández saludándose cordialmente la entrega del galardón «Empresario leonés del año en el exterior» podría servirme para escribir sobre lo que la política debería ser y rara vez es, pero prefiero centrarme en el último premiado por la Fele. Jesús Santos, referente nacional en la hostelería, ha creado riqueza y algo más, y de ese algo es de lo que quiero hoy tratar. La gastronomía vive una gran etapa en nuestro país, nunca ha gozado de tanto prestigio. Precisamente por ello, hay que recordar que son los hombres quienes hacen posible el éxito de los proyectos. Y diría más: los hombres y sus convicciones. Desde hace tiempo vengo conversando con empresarios del sector de la importancia de apostar por una hostelería humanista, donde el negocio sea compatible -y hasta un requisito indispensable- con el compromiso para mejorar nuestra sociedad. El ocio no significa dejarte olvidado el cerebro en casa, sino utilizarlo de otra manera. Y aquí la hostelería leonesa tiene mucho que decir y hacer. Pero para ello hay que formar a los profesionales desde planteamientos más ambiciosos que el mero ganar dinero. A mí me gusta expresarlo así: «El mejor profesional, la mejor persona». La verdadera diferencia entre un empresario y otro no son sus respectivas fortunas, sino los valores desde las que han sido forjadas. Sí, hay que reivindicar una hostelería, con todo lo que esta integra, creadora de felicidad inteligente, que no denigre sino que eleve. León ha de tener mucho que decir en este reto. Tengo las mejores referencias profesionales y humanas de Jesús Santos, creador de más de 400 puestos de trabajo, y de una concepción de la gastronomía en la que el cliente no es gente sino persona. Un premio merecido.