EL BALCÓN DEL PUEBLO
Días de tormenta
ACABABA el manacorí Rafael Nadal de vencer al australiano Lleyton Hewitt en tres sets intensos, casi de infarto. Fue un partido de los que permanecerán en la retina de los amantes del tenis. También en la mía, aunque la raqueta produzca en mis manos el mismo sarpullido que la azada en los malos jornaleros del campo. Rafael Nadal obtuvo el visado para disputar hoy la final ante el number one , Roger Federer, en el Masters Series de Hamburgo. Otra final más entre la sangre hiviente del español y la precisión de reloj del suizo. Y, bueno, no habíamos terminado la copa del brindis por el éxito, cuando el cielo leonés mostró su maquillaje de ira y comenzó a descargar una tormenta furiosa. Si lo que cayó en León ciudad se extendió a la provincia toda, algo improbable, la habría dejado como un solar. Esta tormenta de granizo y furia tuvo dos días antes su protagonismo político ante las cámaras de televisión. La protagonizaron los candidatos a la alcaldía de Madrid, Miguel Sebastián y Alberto Ruiz Gallardón. El debate está siendo desenfocado, aprovechando la campaña electoral. Es evidente que el candidato socialista al sillón municipal de Madrid se pasó de torpe al formular una pregunta sobre urbanismo. Lo hizo de forma confusa y exhibiendo una revista del corazón. Pero también es cierto que Alberto Ruiz Gallardón se pasa de listo cuando se esconde en que se trata de su vida privada o de cuestiones personales al preguntarle por las ramificaciones en Madrid de la trama urbanística de Marbella. Las relaciones personales que tenga Ruiz Gallardón con la testaferro de Roca son cosa suya. Pero si esa testaferro realiza operaciones urbanísticas en Madrid aprovechando facilidades del Ayuntamiento, la actividad ya es de interés público. Mientras tanto, prosigue la campaña electoral en León. Y tal y como reflejan las encuestas publicadas por este periódico, son muy pocas las cosas que pueden darse por hechas. En la mayor parte de los escenarios electorales hay margen para la sorpresa y motivos para dar la batalla hasta el último minuto. Está claro que va a ser especialmente reñida en León ciudad, donde hay tres candidaturas que van a obtener, con seguridad, representación en el Consistorio. Se mueven en unos márgenes todavía holgados, dependiendo sobre todo de la participación que se produzca. Ahora bien, la nota principal de estos días de campaña es la facilidad que tienen los familiares de algunos cargos políticos, sobre todo en Valladolid, para hacerse con viviendas protegidas, a la mitad de precio de su valor de mercado. Es injustificable que esas adjudicaciones se decidan arbitrariamente, sin transparencia, y por la empresa o cooperativa promotora de las viviendas. Como se sabe, las viviendas protegidas por algunas de las fórmulas legales salen más económicas por decisión pública, al contar con suelo más barato. También los ayuntamientos y la hacienda pública han renunciado a unos ingresos de esa vivienda protegida. De ahí viene la obligación de poner en marcha unos mecanismos de registro público y sorteo ante notario para adjudicar las viviendas. Lo que estamos viendo es un enjuague entre algunas empresas constructoras y caciques políticos en beneficio de hijos, hermanos y sobrinos.