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Publicado por
JAVIER TOMÉ
León

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DIGA LO QUE DIGA la fauna progresista, ese grupo de resentidos fustigados con toda justicia en las manifestaciones patrióticas convocadas por los populares en Madrid, marciales marchas por la Castellana con la camisa nueva y siempre cara al sol, con Franco cantábamos mucho mejor. Sólo hay que recordar aquellos gloriosos tiempos en blanco y negro, cuando éramos más jóvenes y felices. Hablo, naturalmente, de los años sesenta, década prodigiosa de utopías que cambiaron el discurrir del mundo en general y España en particular. De un salto, aquel país de tópicos y pandereta se transformó en una nación desarrollada, enganchada al carro del crecimiento económico y con el sol como principal fuente de divisas. El mejor icono de la España moderadamente ye-yé sigue siendo la imagen de Massiel vestida de organdí, ganando en Londres la duodécima edición del Festival de Eurovisión. Eurovisión se convirtió en uno de los mayores logros del penúltimo franquismo, decidido a mostrar al mundo una cara amable y renovada. Pero desde entonces, da pena decirlo, toda ha ido a peor. Primero fue John Lennon quien dijo que Eurovisión era el cementerio de la música pop, un divertimento para paletos, y ahora mismo esta convocatoria anual que pretender reforzar lazos fraternales entre los competidores, ha degenerado en pura demostración pirotécnica semejante al despegue de un Jumbo. Lo mismo se presenta en escena un Santa Claus vestido de azul evidenciando a base de espasmos que en su barrio venden las anfetaminas en el Todo a 1 Euro , o una coreografía semejante a la carrera de cien metros vallas. Y lo peor de todo es que no ganamos, por mucha fanfarria y colorines que pongamos al asunto. Lo dicho: España cantaba mejor con Franco.