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CON VIENTO FRESCO

La mentira, arma política

Publicado por
JOSÉ A. BALBOA DE PAZ
León

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LA PRIMERA de todas las fuerzas que dirigen el mundo, dice Jean François Revel en El conocimiento inútil , es la mentira. A diferencia de otras épocas, la mentira política hoy busca engañar ante todo a la opinión pública. En la democracia, el obstáculo más grande a la objetividad en la información no es la censura, a la que recurren todos los totalitarismos que no pueden vivir sin la mentira, sino los prejuicios, la parcialidad, los odios entre partidos políticos y familias intelectuales, que alteran y adulteran los juicios e incluso las simples comprobaciones. No se trata de la contraposición en la arena política de diferentes weltanchaungs o de ideologías opuestas, entendiendo éstas en el sentido marxista de falsa conciencia que se impone al grupo social. No, se trata de que hoy se utiliza la mentira como arma, como medio perverso que se justifica por el fin que se pretende, como teorizaba Maquiavelo en El Principe . El Príncipe , lo explicó Antonio Gramsci, es en nuestro tiempo el partido político. Toda la campaña electoral del PSOE, que entiende estas elecciones municipales como preámbulo de las generales, busca inculcar en la opinión pública, por todos los medios a su alcance, que son muchos y muy poderosos, que los Populares mienten. Rodríguez Zapatero ha hecho de este eslogan el argumento de todas sus intervenciones. Aznar, repite una y otra vez, mintió en lo de la guerra de Irak; el PP miente en lo del 11-M, simplemente porque quiere saber la verdad de lo ocurrido. Lo vergonzoso de esta campaña es que quien habla de mentiras, casi a diario le sacan una no sus adversarios, sino sus propios correligionarios, como Pascual Maragall que dice sentirse engañado por Zapatero, o sus compañeros de viaje nacionalistas, como CiU y el PNV a los que igualmente engañó. Ahora Gara , el periódico de la izquierda aberzale, proclama a los cuatro vientos que el PSOE, desde el año 2001 se reunió 25 veces con Batasuna, que también se siente engañada, como igualmente le ocurre al PP con quien Zapatero firmaba el Pacto Antiterrorista mientras pactaba con los terroristas vascos. Esta cantinela de la mentira de los populares ha bajado de las alturas del PSOE a las bajuras. No hay candidato socialista que no acuse a su contrincante popular de haber mentido en algo, en lo que sea. Piensan que repitiendo machaconamente lo de que los populares mienten va a hacer mella en la opinión de los votantes. Pero con frecuencia, aquellos ven que sólo es un mal eslogan que choca con la realidad de las obras realizadas, y así les va. Véase el caso de Ponferrada, ciudad en la que el candidato socialista, Ricardo González, ha acusado reiteradamente en estos meses al alcalde López Riesco de mentir en el asunto Pongesur. Aunque serán los votos del día 27 quién creen los electores que dice la verdad, las encuestas de estos días, por ejemplo la del Diario de León, parece que no convence mucho a los ponferradinos de las acusaciones del candidato socialista, pues el PP no sólo revalida su mayoría absoluta sino que el PSOE pierde uno o dos concejales. No sé quien le ha diseñado la campaña a Ricardo, pero parece evidente que se ha equivocado de manera rotunda. La mentira destruye la relaciones entre las personas, la mentira política corrompe el sistema democrático pues implica deslealtad a los otros y a las propias reglas de juego. Mientras que los regímenes totalitarios no pueden vivir sin la mentira, la democracia no puede vivir sin la verdad. Sin embargo hoy, en éstos es difícil de combatir la mentira, pues el temor al qué dirán tiraniza y amordaza la libertad de expresión. La izquierda acusa a la derecha de todo lo malo que ocurre, pues cree tener un plus de legitimidad que le permite hacer y decir lo que quiera sin sonrojarse. Aquella y sus intelectuales orgánicos lo consienten, aunque saben que mienten; pero hay algo, el tabú de la izquierda, que los paraliza en sus críticas. Si la mentira se impone la democracia morirá irremisiblemente.