Diario de León

DESDE LA CORTE

Bienvenido, Rajoy, al mundo real

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FERNANDO ONEGA
León

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AL DÉCIMO DÍA, una novedad. Después de diez jornadas sin una idea, sin una aportación positiva, sin una propuesta ilusionante para el país, ayer hemos visto un detalle que se parece a un programa de futuro. Mariano Rajoy, por fin, lo aportó. No tiene mucho que ver con lo que pueden decidir los ayuntamientos a partir del día 27, pero, al menos, habla de construir algo: un programa de carreteras, una red ferroviaria con trenes de alta velocidad a todas las capitales y a 350 por hora, y una disminución de diez puntos en el impuesto de sociedades, para animar a las empresas a invertir. Fíjense cómo está la política española, que hablar de esas cosas parece una innovación. Y es que hasta ahora, la oposición (el Partido Popular) no sabía hablar de algo que no fueran terroristas. Consumió infinitamente más tiempo en agigantar la figura de un solo tipo, de Juana Chaos, que en decir una sola palabra a los veinte millones de ciudadanos que cotizan a la Seguridad Social. Se entretuvo más en preguntar a Zapatero por ETA que en hacer alguna propuesta de interés para el contribuyente. Y Ángel Acebes nos dijo cientos de veces que no aceptará acuerdos con los abertzales, pero ni una sola frase sobre el bienestar del ciudadano. Esto fue tan notorio, que parecía cierta la acusación de Zapatero: hablan de terrorismo para ocultar la realidad económica del país. ¿Será ésta la razón por la cual Mariano Rajoy cambió su discurso de golpe? No creo. Las cosas son bastante más sencillas. Los estrategas suelen diseñar campañas con dos fases diferentes: una, de acoso al adversario, cuando más feroz, mejor, y otra de ilusión a los votantes. Pero, sin entrar en esas menudencias, cuando se escucha a nuestros líderes políticos hablar de algo tangible, se ensancha el alma. Es como si saliéramos de la teología para entrar en la vida real. Es como si los viéramos pasar de discutir cuántos ángeles caben en la punta de un alfiler a preocuparse de cuántos euros caben en la cartera de un contribuyente. Esa es la diferencia entre el domingo y el lunes del líder conservador. Por eso le digo: bienvenido al mundo real, don Mariano. Ignoro si esos AVES prometidos son posibles y en cuánto tiempo. Imposibles del todo no deben ser, porque también los prometían los planes de Aznar. Pero hemos soñado tanto con ese tren al Noroeste, que ya hemos perdido toda la fe, aunque se pongan a licitar tramos con entusiasmo electoral. Lo que quiero descubrir en las promesas de ayer es que se puede hacer otra política y lanzar otro mensaje; que está bien zurrarle la badana a Zapatero; pero los contribuyentes normales merecemos tanta atención como los que camuflan listas de Batasuna. Por lo menos, tanta atención.

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