EL OJO PÚBLICO
Primarias que vienen, primarias que van
SI DE algo no hemos andado escasos en España desde que, en 1977, votamos por vez primera tras cuarenta años de dictadura, es de elecciones de muy diverso tipo. Vaya, ¡que nos hemos desquitado bien a gusto!. Verlo sobre el papel produce incluso algo de vértigo: ha habido generales en 1979, 1982, 1986, 1989, 1993, 1996, 2000 y 2004; locales (y autonómicas en las Comunidades de vía general desde 1983) en 1979, 1983, 1987, 1991, 1995, 1999 y 2003; europeas en 1994, 1999 y 2004; y autonómicas en las Comunidades de vía especial en el País Vasco (1980, 1984, 1986, 1990, 1994, 1998, 2001 y 2005), Cataluña (1980, 1984, 1988, 1992, 1995, 1999, 2003 y 2006), Galicia (1981, 1985, 1989, 1993, 1997, 2001 y 2005) y Andalucía (1982, 1986, 1990, 1994, 1996, 2000 y 2004). El balance es que a lo largo de las tres décadas de nuestra última experiencia democrática (1977-2007) se han celebrado comicios todos los años comprendidos en ese muy fructífero período, con sólo dos excepciones: 1978 (en que tuvo lugar el referéndum de ratificación de la Constitución) y 2002. Pues bien, todas esas elecciones han sido siempre consideradas, o no, como primarias de las siguientes según las particulares conveniencias de los diferentes partidos que en ellas competían. Por eso, el debate partidista sobre si los comicios del domingo serán o no unas primarias de las elecciones generales que, no disolución mediante, habrán de celebrarse en 2008 tiene mucho de ganas de enredar. Los partidos que salgan bien parados de la consulta destacarán que los comicios marcan una tendencia general y los que salgan descalabrados insistirán en que los electores se expresan siempre en función de lo que se decide en cada tipo de elección. Y lo curioso del asunto es que unos y otros tendrán parte razón, pese a que sus proclamas puedan, a simple vista, parecer contradictorias. De hecho, eso es lo que demuestran todos los estudios: que un porcentaje muy significativo de los electores deciden de forma no necesariamente coincidente en locales, generales y autonómicas; y, al mismo tiempo, que unas elecciones en las que está llamado a votar todo el cuerpo electoral marcan siempre la tendencia dominante en el momento en el que se celebran los comicios. Por lo demás, y como hemos tenido ocasión de comprobar hace unos días, aquí ya hasta las presidenciales francesas corren como primarias de las próximas elecciones generales. La chusca apropiación por el PP de la victoria de Sarkozy resulta sólo comparable, en su comicidad, a la que el PSOE tenía preparada para el caso de que hubiera triunfado la candidata socialista. ¡Genio y figura!.