JUÁREZ AL DÍA
Salarios a la baja
LOS DATOS no dejan lugar para la duda: el peso de los salarios en la economía española viene evolucionando a la baja desde hace más de una década. Si en el reparto de la riqueza nacional, las remuneraciones salariales representaban a finales de 1994 casi el 50 % del total, en 2006 no alcanzaron el 46,5 %. En realidad, no estamos ante un fenómeno específicamente español, sino que afecta al conjunto de los países desarrollados, y en especial a los europeos. Es evidente que detrás de esa tendencia bajista, de momento leve, pero persistente y generalizada, está la tan traída y llevada globalización. Y ello por varias causas. Primero, porque la ya patente tendencia a deslocalizar la producción presiona significativamente sobre el poder de negociación sindical en ciertos sectores: a nadie sorprende ya que algunas empresas logren reducciones salariales a cambio de renunciar a planes de deslocalización. En la misma línea, la necesidad de competir abiertamente con productores de países con costes muy bajos obliga a las empresas a realizar un sobreesfuerzo para la reducción de costes. Y luego está el fenómeno de la creciente inmigración, que hace muy fluida la oferta de trabajo, sobre todo en los sectores de menor cualificación. Desde el punto de vista de la eficiencia económica general, todo ello constituye un notable desafío, y acaso una oportunidad para la modernización, pero ¿supone también un peligro para el Estado social europeo? No necesariamente: depende de las respuestas compensatorias de los poderes públicos. Y aquí entra en juego el Estado de bienestar. Pues el mantenimiento de sus grandes partidas (en el caso de España, su aumento) se convierte ahora en ineludible prioridad, para evitar que se profundice en la redistribución negativa de la renta.