CUARTO CRECIENTE
La última frontera
KARACHI, la ciudad más poblada de Pakistán, se paralizó recientemente en protesta por la muerte de 41 personas en dos días de enfrentamientos entre los partidarios de Iftikhar Chaudry, el juez supremo suspendido por el Presidente Pervez Musharraf bajo la acusación de abuso de autoridad, y los de este último, encabezados por el Movimiento Muttahida Qaumi (MQM), que se nutre de musulmanes Urdu parlantes. Iftikhar Chaudry, un juez defensor de los derechos humanos, fue depuesto por Musharraf hace dos meses por actuar de forma «excesivamente» independiente a la hora de investigar las irregulares detenciones de opositores políticos y, desde entonces, se ha convertido en el núcleo en torno al cual se han unido todos aquellos que desean el fin de la dictadura militar en este país asiático. Pakistán y sus cuatro provincias: Baluchistán, Frontera del Noroeste, Panyab y Sind, son el resultado de la aportación territorial de Afganistán e India en 1947. Con una población de 165 millones de habitantes y una corta pero convulsa historia en la que se han intercalado períodos de dictadura militar con gobiernos democráticos, durante la década de los ochenta se convirtió en aliado de los países occidentales y de Oriente Medio frente la invasión soviética de Afganistán. El incruento golpe de estado del General Musharraf en octubre de 1999 suspendió temporalmente las relaciones con Occidente, sin embargo, los atentados del 11 de septiembre de 2001 y la posterior guerra en Afganistán le colocaron a la cabeza de los socios necesarios. A la vista de los últimos acontecimientos y dado que Pakistán es una potencia nuclear es más que probable que Occidente siga haciendo la «vista gorda» si, Musharraf, quien ya se abrogó el poder absoluto con lo modificación constitucional de 2003, decreta el estado de excepción y aplasta violentamente las manifestaciones en su contra. El pragmatismo de la alta política internacional posiblemente determinará que la democracia de los pakistaníes puede esperar cuando se trata de evitar que la última frontera al terrorismo musulmán caiga en manos de los talibanes del vecino Afganistán.