DESDE LA CORTE
¡Cielos, los pactos!
EXACTAMENTE igual que hace cuatro años, que hace ocho, que hace doce: hablaron las urnas, y ahora hablan los acuerdos. Cuando se termine el ceremonial de precios, pagos, arreglos, conversaciones, negociaciones, concesiones y otros «ones», estará completo el mapa político. Antes, sólo hay una aproximación. Hay ejemplos tan reveladores como éstos: un partido, el socialista, con mayoría en 39 municipios gallegos, puede acabar dirigiendo unos 140, en función de sus acuerdos con el BNG. La situación se repite en parecidos términos en el resto de España. Al principio del entendimiento casi marital entre el PSOE e Izquierda Unida, esto parecía un asalto. Los titulares periodísticos eran: «la izquierda arrebata la alcaldía al PP». Hoy todo eso se acepta con normalidad. Es tan democrático sumar los escaños para hacer valer la fuerza de una tendencia ideológica como gobernar en mayoría absoluta, y la gente lo acepta así. El Partido Popular, donde puede, hace lo mismo. Si consigue seducir a Coalición Canaria para quitarle la presidencia al más votado, que es López Aguilar, lo hará. Quiere decirse que aquí pacta el que puede, y el que no, a la oposición. Juego aceptado. En ese ambiente, Mariano Rajoy hizo una propuesta llena de sentido: que gobierne la lista más votada. ¿Por qué no la aceptan los socialistas? Por una razón tan sencilla como ésta, digan lo que digan: porque no les interesa. Como tienen más posibilidades de llegar a acuerdos con la izquierda y los nacionalistas, el que más chufle, capador. Y así se escribirá la historia de las dos próximas semanas, hasta la constitución de las nuevas corporaciones el día 16 de junio. Todo esto hace muy intrigantes los juegos de poder en Baleares y Canarias, donde los respectivos nacionalismos se pondrán en brazos de quien ofrezca la mejor dote en términos de poder y, quizá, de manejo de dinero. Pero llena de angustia la solución que se dé a Navarra. Ahí ha surgido una extraña coalición llamada «Nafarroa Bai», mezcla heterogénea de nacionalistas vascos, independentistas y navarristas, y ha irrumpido con fuerza inusitada: es el nuevo poder político, por delante de los socialistas. Para Zapatero, es la asignatura más difícil: si los deja gobernar, será entendido como un gesto para la anexión al País Vasco; si permite un gobierno de UPN, significará la pérdida de apoyos parlamentarios; y además, ya hay un coro de voces mediáticas que incluso hacen responsable al presidente de la confusa situación. Casi nadie piensa en el frente de manifestaciones que organizó la derecha. De momento, sólo se puede decir una cosa: ésa será la prueba peor para el gobierno. Hay q uien dice que también para España.