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León

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Más respeto en las aulas La creciente indisciplina que se observa en buena parte de los colegios españoles invita a tomar medidas contundentes para que el desdén y la falta de respeto que demuestran muchos alumnos hacia sus educadores y hacia el aprendizaje no evolucione a peor. Lo anormal no debe tender a concebirse como normal en virtud de una errónea interpretación de los derechos y libertades del alumnado. Por muy extendidas que ya estén costumbres como que un escolar utilice reiteradamente un teléfono móvil en plena clase o que, en una evidente muestra de falta de consideración, atienda más a la música de su mp3 que a las explicaciones de su profesor, lo cierto es que se ha llegado a un punto en el que conviene poner coto al exceso de permisividad que el sistema educativo demuestra con los alumnos. Por eso, ha de ser acogida favorablemente la iniciativa de alguna Comunida Autónoma de impulsar un decreto que refuerce la autoridad de los profesores, la disciplina en las aulas y la motivación de los alumnos para una mejor convivencia. En ocasiones, hay conductas lamentables imposibles de corregir si no es mediante un rígido régimen sancionador, en este caso novedoso. Aunque sus efectos están por ver, es razonable una regulación que conciencie al alumno de que entorpecer el trabajo de profesores y compañeros no quedará impune. Xus D. Madrid (Gerona). El barro, a la puerta de casa El motivo por el que les estamos escribiendo estas líneas es el siguiente: Somos unos vecinos del barrio leonés de Puente Castro. La cuestión es que desde hace unos días se están llevando a cabo unas obras de «embellecimiento» de la rotonda situada al final del barrio justo enfrente del concesionario Renault Iban Hermanos; por supuesto no estamos para nada en contra de estas obras, todo lo contrario, pero a escasos 5 metros de la citada rotonda se encuentras unas viviendas que fueron construidas hace ya más de cuatro años, los propietarios de estas viviendas en el momento de la construcción de las mismas debieron abonar la cantidad de 3.000 euros en concepto de fianza para el caso de que se produjeran desperfectos en la acera durante la construcción. Entonces no existía dicha acera por lo que es difícil que se produjera algún desperfecto en la misma. El caso es el siguiente: después de más de cuatro años, estas viviendas continúan sin acera y los propietarios sin el dinero de su fianza; nos parece un gesto de desprecio por parte del ayuntamiento hacia los ciudadanos de este barrio que ahora se esté arreglando la rontonda antes de la construcción de estas aceras: acaso son los peregrinos que por aquí pasan los que votan, o lo son las gentes de este barrio de León, que pagan los mismos impuestos que los vecinos del centro de la ciudad y que no pueden llegar a la puerta de su casa sin tener que pisar el barro desde hace ya más de cuatro años. María Ángela Fernández Aller (León). ¿Castellanos en el Ademar? Como leonés y socio del club Balonmano Ademar de León, quisiera expresar mi descontento y crítica hacia una persona. La persona a la que me refiero, es Pedro Luis Bañeres, profesional o aficionado, encargado de enviar la crónica del partido del pasado día 19 en Zaragoza, entre los equipos CAI Zaragoza y Ademar de León. En la crónica enviada desde Zaragoza dice lo siguiente: De 9-10 que iba el marcador en el minuto 20, los «castellanos» hicieron entonces un parcial de 0-5 que les disparó en el luminoso con un 9-15. Es imperdonable que una per sona que se dedica a estos menesteres, ignore dónde está León y cómo se llaman los leoneses. Creo que a él, si es que es aragonés, le molestaría que le llamaran catalán, ¿O para él es lo mismo? Agradecería a esta persona una rectificación en desagravio, pues ya que no nos dan nada, por favor que no nos quit en lo que tenemos grapado en el corazón. Ramón Palacio Valle (León). Cuando un corazón deja de latir Cuando el pasado cuatro de enero, mi corazón dejó de latir, no podía imaginar que hoy estaría e scribiendo estas líneas para agradecer a todos aquellos que me han ayudado. Los primeros en socorrerme fueron los voluntarios de la Cruz Roja de Trobajo del Camino. Vaya desde aquí mi reconocimiento a su labor y, sabed que estoy orgulloso de teneros como vecinos. Poco después llegó el 112 con un equipo material y sobre todo humano, que me devolvió a la vida. Puedo asegurarles a todos que el 112 salva vidas; a mí ese día me la salvó. Más tarde me trasladaron al Hospital de León, y fui ingresado directamente en la Unidad de Coronarias. Allí mi familia y yo, conocimos al doctor Norberto Alonso, una persona seria, pero a la vez cercana y amable en el trato. Su rostro y sus palabras reflejaban la gravedad de la situación, y días después su leve sonrisa fue la mejor manera de transmitir a mi familia que había esperanza. En la Unidad de Coronarias conocí además a un equipo de enfermeras y profesionales con mayúsculas, a los que desde aquí quiero agradecer la atención sanitaria y el trato humano que tanto yo como mi familia recibimos. Pasadas unas semanas me trasladaron a la planta de Cardiología, a cargo del doctor Alejandro Diego (Alex), un doctor joven y sencillo. Allí me encontré con otro equipo de enfermeras/os, auxiliares de clínica, y personal de limpieza, que durante la larga estancia en el Hospital, me cuidaron para que hoy yo pueda estar aquí. Quiero hacer llegar mi agradecimiento, al doctor José Mª Rebollo y a la doctora Fidalgo, quienes me colocaron un dai, que me proporciona un poco de tranquilidad. Al doctor Nacho Iglesias, por la confianza que siempre me ha inspirado y que sabe le tengo, y también al doctor Prieto por el ánimo que me transmitió. A todos ellos, grandes profesionales y sobre todo personas, gracias de todo corazón. Manuel Álvarez Morán. (Trobajo del Camino). Javier (León; edición digital).