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Publicado por
FERNANDO ÓNEGA
León

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USTEDES dirán: bastantes incógnitas nos han dejado aquí las elecciones, para que ahora venga este escribidor a contarnos historietas de Madrid. Tienen toda la razón, pero disculpen el morbazo. Es que en Madrid se acaba de desatar una batalla incruenta, incluso amable, pero muy entretenida, por situarse en la parrilla de salida del futuro. Entiéndase por futuro: lo que viene después del presente, y el presente se llama Mariano Rajoy. Protagonista principal, Alberto Ruiz Gallardón, contundente ganador de la alcaldía de la capital. Estilo, honestidad y sinceridad, porque plantea su proyecto político, que no es otro que tener un papel en la política nacional. Traducción para la crónica ordinaria: don Alberto desea estar en el Congreso en la próxima legislatura. Si pierde Rajoy, porque así puede aspirar a sucederlo en caso de retirada. Si gana, porque así puede colaborar con él en el Congreso y en el gobierno e ir labrando su candidatura. La prensa entendió que pide el número dos en la lista de Madrid. Yo creo que aspira, sencillamente, a ser diputado. La historia se puede seguir por el capítulo de la imaginación y llegar a este atractivo punto: supongamos que Gallardón entra en un hipotético gobierno de Rajoy. ¿Qué ocurriría? Que tendría que dejar la alcaldía de Madrid. ¿Y saben quién ocuparía su sillón de alcalde? Si no pasa nada, la siguiente en la lis ta, que es Ana Botella. No me digan ustedes que esta narración no promete emociones, según se vaya desarrollando: ¡José María Aznar, consorte de la alcaldesa de Madrid! Rajoy, que es astuto y sabe lo que le conviene en estos momentos, respondió ayer en Antena 3 que hay muchos otros nombres que pueden ocupar el número dos. ¿Cuál es la clave de la situación? Una fundamental: que Gallardón, gran triunfador, tiene muchos votos, pero también provoca recelos dentro del partido. No está metido en el aparato, y es demasiado renovador. Así que Rajoy tiene que actuar con pies de plomo para no desatar una lucha interna de poder. Ya se escuchan voces que acusan a Ruiz Gallardón de exceso de ambición. Ya se plantea si su incorporación debería suponer una retirada de los rostros más discutidos de Acebes y Zaplana. Y ya se plantea un debate siempre endemoniado: el de continuidad o renovación. Pero que ningún lector conservador se alarme: Rajoy tiene inteligencia, astucia y habilidad para torear. Ya lo hizo entre el mismo Gallardón y Esperanza Aguirre y entre Josep Piqué y Acebes-Zaplana. Y salió vivo de la plaza. El desafío que tiene Rajoy es incorporar lo bueno de Gallardón, pero sin sacrificar los restos del aznarismo. Ese es su difícil equilibrio. Creo que lo conseguirá, pero creo algo más: sólo él lo puede hacer.

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