Diario de León

TRIBUNA

Desde el Auditorio al Musac

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SIGUIENDO una senda no asfaltada, en un Polígono que, para su culminación, requirió muchos años y miles de enojos, los días 18 y 19 de Mayo el leonesismo recogió con desigual tratamiento, y en dos actos bien distintos, la valoración o comprensión de ése sentimiento vital leonés. Sentimiento que si así lo prefieren podemos denominar leonesidad, sin menoscabo alguno. Allá donde la música y la palabra tienen su feudo, el Auditorio Ciudad de León, el viernes, cuando la luz vespertina se extinguía, tuvo lugar un encuentro de leoneses, comprometidos unos, los deportistas; y diletantes otros, los espectadores, de una expresión deportiva de cultura leonesa: los aluches, que coparon ése recinto habilitado para la ocasión. Allí, en un original, por inédito, y prestigioso corro, a buen seguro todos interiormente nos preguntamos, fieles a la tradición: ¿Hay quién luche?¿ por León. La lucha leonesa en un programa bien elaborado y mejor realizado, permitió a los desinteresados luchadores, agarrados al cinto de la realidad del inestable equilibrio de lo identitario leonés, exhibirse, hasta que cundió la emoción en los espectadores; los lances y mañas que nos mostraron con generosa intención, hicieron el resto¿ Fue un programa de exhibición luchística y de compromiso identitario. Y, apoyados en el pasado, hubo además una generosa acogida para los que fueron grandes luchadores, que compartieron los fervorosos aplausos del público con reconocidos leoneses del deporte que, trofeo en mano, les agasajaban sobre el escenario/corro. Fue el Auditorio un lugar idóneo donde no sólo reverberan las emociones, sino que, la música y la voz del Grupo La Braña, con geniales interpretaciones del himno a la Lucha Leonesa, y canciones muy bien intercalas de su romancero a ésta dedicado, elevaron y condujeron a los afortunados leoneses asistentes, a la exaltación anímica, que culminó, como no podía ser de otra manera, con el emocionado himno a León. Pocas horas después, rota la noche, y cuando la luz perezosa del día 19, sábado, trataba de iluminar las ideas e incidía sobre los paramentos de vidrio asalmonado del que otrora osaron presentarnos como edificio inteligente, sede del ente autónomo, éste con malvada intención nos devolvía distorsionada la imagen de los leonés y de los leoneses que, madrugadores, acudían al Musac. En el Museo de Arte Contemporáneo, donde otro vidrioso colorido actúa también como continente, la voz radiofónica de la Ser. Radio León, de forma ocasional, no supo, o no quiso trasladar a las ondas, algunos apuntes de un sentir leonés, llamado leonesismo. Aunque, para justificarse, dieran un instante para una única participación ciudadana. Aludo naturalmente al programa titulado «A vivir que son dos días», que para lo identitario leonés podría ser, dado como se estrecha el círculo: A morir que son dos días, si no logramos, la mayoría de los leoneses, sacudirnos el sopor que nos invalida. Esperar que sea otro quien «ponga el cascabel al gato» hay que desecharlo por nefasto. Cada uno es parte vital del todo, y el compromiso es tanto común como individual. En el improvisado locutorio, estudio, donde el modernismo artístico se concentra, y desconcentra al visitante a veces, el programa cumplió el recorrido diseñado. No supo ahondar, que digo, ni tan siquiera rozar con superficialidad lo leonés verdadero; transcurriendo los primeros compases del programa, anodinamente, por los derroteros del tema electoral, donde se confundió el leonesismo político con el leonesismo como sentimiento social. Nadie de la mesa radiofónica supo valorarlo. Probablemente no podamos acusar a la experimentada presentadora de falta de sensibilidad, si acaso de escasa información; puede que no imputable totalmente a ella y sí, mucho más, al equipo documentalista, que la suponemos. O, en su defecto, al equipo local periodístico de la emisora, pues aunque no fuera su responsabilidad profesional, o no se la solicitaran, debió hacer valer su ineludible compromiso con lo leonés. Y como quiera que la Ser autonómica parece seguir las conveniencias del ente en cuanto a la idea regionalizadora, era fácil comprender que no sólo no colaborara esclarecedoramente, sino que silenciara cuanto pudiera incomodar a los políticos autonomistas que manejan la propaganda retribuida en Castilla y en León. Pro-Identidad Leonesa, como promotora y Caja España como patrocinadora, hicieron bien su labor¿ Finalmente, recordemos que la Lucha Leonesa, ya ha sufrido el intento usurpador nominal del ente autónomo, tratando de hacerla castellanoleonesa. Y, también, cómo nos birlaron la primera oportunidad de Museo de Arte Moderno, reconduciendo los fondos artísticos, las obras, para Valladolid, ¡como todo! Ahogar toda iniciativa leonesa o venderla como castellanoleonesa es el empeño político autonomista del ente. Dos muestras de su intolerable y permanente proceder.

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