RINCÓN ABIERTO
Ruido en la escuela
EN OTRAS ocasiones, he escrito sobre la contaminación acústica de la campaña electoral, pero hoy me voy a referir a de los centros de enseñanza. Cualquier profano que entre en un colegio, escuela o instituto a la hora del recreo, queda desagradablemente sorprendido con el nivel de ruido. Los alumnos están llenos de vitalidad y muchas veces lo demuestran a voz en grito. En efecto, dos equipos de alumnos míos de 4º de la ESO, con sendos sonómetros digitales, han hecho una veintena de determinaciones en distintos lugares de instituto en el que trabajo durante el recreo de una mañana de mayo. En la plantilla que les he suministrado, debían de anotar el lugar, la hora y los resultados de cuatro medidas en cada punto, de las que luego se calcularía el valor medio. Los sonómetros también dan la media más alta en cada lugar, que se incluye entre los datos recogidos en el trabajo de campo. Posteriormente, en clase y en casa, los alumnos determinan medias, recogen los resultados en tablas y construyen gráficas para analizar la situación con más claridad. La media total de las medidas se acerca a los 71 decibelios (dB) y la media total más alta a los 77 dB. En las escaleras, a la hora de bajada al recreo, se alcanzan los 85 dB de media y casi 90 dB de media más alta. En la cafetería, 83 y 93,4 dB, respectivamente. Antes de la subida, con el pasillo vacío, los valores (66 y 63,8 dB) se incrementan considerablemente cuando se llena de alumnos (77,3 y 83,8 dB). Lo mismo ocurre con la clase vacía y llena (cuando todavía no ha entrado el profesor). Precisamente, el valor máximo absoluto (102 dB) se alcanzó con la clase llena de alumnos y sin profesor. En conclusión, en determinados momentos, los centros de enseñanza, son lugares muy ruidosos y los profesores vamos a necesitar protección acústica.