Diario de León
Publicado por
MIGUEL A. VARELA
León

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FUE UNA noche larga de alegrías (repartidas) y lamentos (concretos), de sorpresas (algunas) y de abrazos (muchos), de llamadas cruzadas (abundantes) y de declaraciones rotundas (previsibles). Pero nadie sospechaba en esa noche del pasado domingo una semana tan intensa, tan dramáticamente perfecta, como preparada por el Ministerio del Interior en colaboración con un guionista de trhiller para compensar con creces la sosería de la última campaña electoral. La confusión entre las papeletas del PAL-UL y de UPL ha transformado mágicamente la risa en mueca y el desconsuelo en felicidad. Que la sopa de letras de las agrupaciones políticas, incrementada en este caso por las escisiones regionalistas, tanto del castigado leonesismo como del hundido bercianismo, confunda a los ciudadanos a la hora de votar parece hasta normal. Pero que ese error se mantenga en el recuento oficial asemeja una argucia de novela negra para mantener en tensión a la clase política esta semana de infarto que arrancó con un empate en la Diputación de los dos partidos mayoritarios y tres escaños de UPL, que tenía en sus manos la provincia gracias al sorprendente resultado en la comarca berciana del MASS, y se cierra con una clara mayoría absoluta del PP y un único representante leonesista en la corporación provincial. Unos días de suspense hollywoodiense que han dado paso al alivio en el PP provincial, no ya por la victoria, que nunca está mal, sino por no dejar en las manos del enemigo una maquinaria tan poderosa como es la Diputación a la hora de, digámoslo claro, caciquear en el mundo rural. Algo con lo que, como se ha podido comprobar desde este lado del Manzanal, se obtienen magníficos rendimientos electorales.

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