TRIBUNA
Violencia, inmigración y sufrimiento psíquico
ESTAS ÚLTIMAS semanas los medios de comunicación se han hecho eco de múltiples casos de muertes de mujeres a manos de sus parejas o exparejas, un número significativo protagonizado por inmigrantes. El caso de Vladimir, el joven ucraniano que ha causado la muerte de dos mujeres y un hombre es suficientemente grave como para tratar el tema con seriedad; sólo entendiendo lo que ocurrió podemos buscar las causas y mejorar. Vamos a intentar entender lo que pudo ocurrir en la mente de Vladimir: El accidente de Chernobil ocurrió en 1986, cuando él tenía 2 años, imaginemos el drama en la comunidad y la familia; las noticias refieren que procedía de un orfanato; y fue adoptado en España a los 15 años. Para los 12 años la personalidad ya está constituida, con sus recursos, sus fallos, carencias y traumas. Vivió una catástrofe como la de Chernobil en su temprana infancia, cuando más huella dejan los traumas, perdió a sus padres también en la infancia, estuvo en un orfanato donde es muy difícil que se cubran las necesidades afectivas de un menor. Todas las personas necesitan del apego a figuras afectivamente significativas para poder crecer y sobrevivir; estas figuras durante la infancia suelen ser los padres y en la edad adulta la pareja, los/as hijos/as, los amigos,¿ Fue adoptado a los 15 años, es decir, en plena adolescencia, etapa difícil donde las haya, adopción que supuso también emigrar de su país, de su entorno. La emigración es una situación de estrés extremo, supone elaborar diferentes pérdidas a la vez, el doctor Achotegui, -especialista en la salud mental de inmigrantes-, entre otros menciona: la familia y amigos que se dejan, lengua, cultura, tierra, y contacto con el grupo nacional. Vladimir tuvo que enfrentar estos 5 duelos básicos de la inmigración en plena adolescencia, que a su vez es una etapa de desarrollo muy difícil que implica otro gran duelo: la infancia. Vivió varios traumas extremos en la infancia y adolescencia, cuando más vulnerable se es: la catástrofe de Chernobil, la pérdida de los padres, la emigración, es prácticamente imposible que la historia infanto-juvenil de Vladimir no dejará importantes heridas en su psiquismo. Si Vladimir estableció una relación de apego con su pareja cuando eran novios, la ruptura caía sobre terreno quemado. No es lo mismo una ruptura de pareja para alguien que ha podido crecer apegado a sus padres durante la infancia en un ambiente estable y de protección, que para alguien que prematuramente ha vivido catástrofes como la de Chernobil, la separación o pérdida de los padres, añadido a un duelo extremo como es la emigración. En este caso, como en otros muchos, el homicidio, como lo es el suicidio, son síntomas de que algo no va bien en el psiquismo de una persona. Si revisamos las noticias sobre violencia de género podemos ver como un número significativo de los últimos incidentes los han protagonizado inmigrantes. Tal y como el doctor Achotegui expone en un artículo en la revista Hika , la inmigración «¿es una situación de estrés inhumano, de un estrés de tal naturaleza que es superior a las capacidades de adaptación del ser humano¿, existe un gran riesgo de que se acabe franqueando el umbral de la enfermedad». Las separaciones de pareja, el quedarse en la calle tras la separación y otras circunstancias penosas que rodean a una separación; cuando se dan en situaciones de inmigración, ocurren en personas que ya están sufriendo un duelo extremo. En el año 2004 se suicidaron 630 hombres frente a 89 mujeres en situaciones de separación o divorcio. Los estudios de Género y Salud Mental muestran que las situaciones de estrés vital en los hombres se asocian con consumo de alcohol, drogas y violencia; y como hemos dicho la inmigración es una situación de estrés extremo. Si realmente se quieren reducir las muertes, todo esto hay que tenerlo muy en cuenta a la hora de intervenir en separaciones, denuncias de maltrato, etcétera, en el contexto de la inmigración; porque se está interviniendo con personas que previo a la separación, ya están sometidas a un gran sufrimiento psíquico. Ir más allá de lo que un ser humano puede soportar puede poner en riesgo el equilibrio psíquico de una persona con riesgos de suicidio (los hombres separados se suicidan 6 veces más que las mujeres), homicidio o ambos; esto no quiere decir que quien desea separarse, y su pareja no puede, no deba hacerlo. Sino que la separación con las consecuencias que conllevan de pérdidas económicas, familia y casa, es una situación lo suficientemente delicada como para hacerla a ciegas, y más en los casos en que ya ha habido o hay mucho sufrimiento, como es la situación de emigración u otros casos en que ha habido o hay problemas psíquicos, de alcohol, ¿ Sería aconsejable el diagnóstico clínico de la persona y la posterior ayuda que necesite, para poder afrontar una nueva situación de grandes pérdidas como son las separaciones o rupturas afectivas. El enfoque que reduce las causas de las muertes de mujeres por hombres al machismo, (en el que se basa la Ley integral de Violencia de Género), y mete en el mismo saco: 1) Las muertes de ancianas enfermas por ancianos cuidadores desbordados, 2) Las muertes de mujeres a manos de enfermos mentales o neurológicos, (diagnosticados o sin diagnosticar), toxicómanos,¿ 3) Las personas en situación de inmigración¿, no sólo no ayuda a entender lo que pasa, sino que involuntariamente pueden estar provocando situaciones de mayor riesgo (de suicidio y homicidio). Para evitar muertes, hay que atajar las causas: en el caso de los ancianos enfermos se necesitarán hospitales-residencias; para atajar las muertes por enfermedades mentales hacen falta más psiquiatras y hospitales; para abordar la situación de estrés extremo que supone la inmigración hacen falta especialistas en Salud Mental. Y en todos los casos, hacen falta buenos diagnósticos clínicos -independientes de las modas o intereses políticos- para poner remedios antes que la desesperación, la crisis de locura, o los cambios cerebrales y de personalidad que producen las toxicomanías, lleven la sangre al río. Estamos en permanente pre-campaña con lo cual, es previsible que como con el caso de Vladimir, que apareció en los medios durante 3 días; nos bombardeen con las muertes de mujeres a manos de hombres; se vaya engrosando la lista de víctimas de la violencia de género, para que los/as políticos/as puedan seguir erigiéndose en salvadores de patrias y/o mujeres. El paradigma de este fenómeno, se dió el pasado 24 de marzo, también período preelectoral, un anciano que padecía la enfermedad de Alzheimer mató a su esposa; esta mujer, meses anteriores se quejaba de que su marido se resistía a tomar la medicación. Los/as políticos/as no tardaron en rentabilizarlo, convocando actos políticos para la condena de lo que denominaron «un acto de terrorismo de género»; cuando el único acto político que podría prevenir muertes como ésta -protagonizados por enfermos psíquicos o neurológicos que se niegan a tomar medicación- es designar presupuestos para la creación de hospitales y especialistas en salud mental. El 88% del total de la atención a los enfermos mentales recae en los familiares, mujeres en su mayoría (esposas e hijas), un porcentaje de estos enfermos se niega a tomar la medicación en algún momento, corriendo peligro la vida de las que están más cerca. Luego, se lavan las manos ofreciendo ayudas o diciendo que se van a ocupar de la salud mental en los ambulatorios. En los 7-8 minutos que tienen los médicos de cabecera, para prevenir diabetes, cardiopatías,¿y ahora enfermedades mentales; cuando un diagnóstico psicológico requiere horas y más en esta época de grandes cambios, en que las enfermedades psíquicas adoptan nuevas formas.