Transparencia

LA Unión del Pueblo Leonés (UPL) ha logrado en los últimos dieciséis años aglutinar al leonesismo político, un movimiento que recoge en sus grandes principios las aspiraciones autonomistas de León. En la práctica, la UPL se ha visto abocada a ser la «llave» de sucesivos gobiernos municipales en la capital leonesa, con el lapsus del mandato municipal 1995-1999, en el cual, Mario Amilivia, alcanzó la única mayoría absoluta del Ayuntamiento de León desde 1979. Gracias a esa posición, sus líderes han tocado poder y participado de importantes decisiones para la capital, desde los tiempos del último mandato de Morano hasta el breve período socialista de Paco Fernández. No puede el leonesismo sentirse ajeno a lo que ha sucedido en la ciudad en los últimos años, ni mucho menos. Una deuda municipal gigantesca y una plantilla no menos gruesa son los principales lastres del Ayuntamiento de León para el período 2007-2011 y posiblemente para muchos años más. Sus nuevos líderes se debaten ahora entre las ganas de volver a gobernar con el PSOE o quedarse en la oposición, forzando a los socialistas a acuerdos puntuales. La decisión afecta a los tres concejales electos pero, sobre todo, al futuro de la UPL. Si en el Gobierno teme diluirse en el «nuevo leonesismo» que enarbola el PSOE, en la oposición lo temible es acabar en el anonimato aplastados por el peso del bipartidismo. Difícil decisión. Pero más difícil aún es definir los términos de un posible pacto. ¿Cuáles son las prioridades de la UPL para León? Su cabeza de lista, Javier Chamorro, no lo ha anticipado. ¿De qué hablan él y Paco Fernández y de qué habló con Mario Amilivia en Villamañán? A la vista de que nada se sabe sobre las preocupaciones leonesistas para los próximos años, pacte o no pacte con los socialistas, cabe pensar que en los breves pero repetidos contactos se habla de otras menudencias (cargos, sueldos, etc.). A la UPL le interesa, ahora más que nunca, ser transparente ante sus votantes y ante la ciudad. Se juega el futuro.