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Publicado por
FEDERICO ABASCAL
León

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LA SITUACIÓN política actual parece un grabado de Goya, con los trazos gruesos y en negro de una banda terrorista que vuelve a ejercer su oficio, los de un partido en la oposición más sombría que asfixia a condiciones a un Gobierno, y a un Gobierno de color plomizo cuyo presidente resalta por la blancura de su imagen, como si el pintor le mantuviera al margen del contexto. Ya está en la cárcel el portavoz batasuno Arnaldo Otegi, como desde anteayer se esperaba, porque el Tribunal supremo ha confirmado la sentencia a quince meses de prisión de la Audiencia Nacional, y ambos órganos judiciales coordinaron su silencio hasta que la detención se produjo a mediodía de ayer. Otros portavoces batasunos dijeron que la detención era de «máxima gravedad» y arremetieron contra el rosario de iniciativas que está tomando el PSOE en el ámbito de la represión. Pero lo que diga esta gente, con la que ni el PNV quiere tener ahora interlocución carece de importancia, pues sólo intenta convencernos de que ETA no ha tenido otro remedio que disponerse nuevamente a matar. En el grabado goyesco, Batasuna sería un simple manchón de tinta a los pies de un ciego malvado y con trabuco. Sorprendería, en cambio, la silueta de suaves perfiles del presidente Zapatero, cuyo mensaje anteanoche en la entrevista que concedió a televisión Cuatro, y realizada por Iñaki Gabilondo, aclaró bastante sobre el frustrado proceso de paz, pero señaló muy escasos derroteros de futuro, al menos en el terreno de la esperanza y de la seguridad. A muchos o, al menos, a algún ciudadano le pareció que faltaba algo de presidente, dicho sea en el sentido de que a ZP se le habría desprendido la confianza en parte de sus designios. Y en estas que ayer Rodríguez Ibarra anunció que Zapatero iba a sorprender a muchos, sobre todo a quienes no le conocen, pues tanta fuerza ha desplegado en sus intentos de paz como va a desplegar ahora en acabar con ETA. Y recordó el calificativo de bambi que le aplicó, en este caso, con malicia inocente, Alfonso Guerra, pero añadiendo que se trata de un bambi de acero, como acabaría reconociéndose en el sector guerrista. Es decir, si hasta que ETA puso por escrito que de alto el fuego, nada, Zapatero había mostrado debilidad y debilidades hacia la banda y su entorno sociopolítico, a partir de ahora iba a convertirse en un mazo de hierro para golpear a la banda hasta en sus catacumbas. Pero a Zapatero, a su gobierno y a su partido va a costarles mucho trabajo cambiar la imagen de un bambi, capaz de retirar de Irak las tropas españolas sin dejar de mordisquear un arbusto del bosque, en la figura de un guerrero implacable. Sólo convendría al buen ánimo de la sociedad que el presidente, sin abandonar su talante expresivo, emplease un lenguaje más diáfano, que no se prestase a varias interpretaciones o lecturas. Porque de combatir a ETA, y ya se ha demostrado nada más haber suspendido ETA oficialmente su tregua, se encargan los jueces, los cuerpos policiales, las instituciones penitenciarias, la diplomacia y obviamente la dirección del Gobierno. Es de esperar que al frente del Gobierno reaparezca Zapatero mostrando la misma confianza que antes en sus designios o, en este caso, en los designios que las nuevas circunstancias le dictan.