Paridad

LOS ayuntamientos que hoy se constituyen en la provincia tienen más concejalas nunca, pero no hay que olvidar que la distancia entre hombres y mujeres en la administración local es aún muy grande. Tenemos en León 1.309 ediles y 394 concejalas, una veintena de alcaldesas frente a más de 180 alcaldes y 35 municipios donde aún no han entrado las mujeres. El avance en los municipios de más de 5.000 habitantes, donde se impuso la paridad, es innegable. En León, por primera vez, la ciudad estará representada equitativamente. Más ejemplares son aquellos municipios pequeños donde, sin ser obligatoria la paridad, se ha alcanzado. Carracedelo y Murias de Paredes son dos de los ayuntamientos de la provincia donde las concejalas van a tener más peso numérico que los concejales. Otra cosa es el peso político. Raúl Valcarce es un carismático líder en el municipio berciano; en Murias de Paredes, Mari Carmen Mallo entra con fuerza, como alcaldesa y diputada provincial socialista, al igual que su compañera de filas, Ana Isabel Ferreras que toma las riendas en Gradefes. La paridad se ha convertido en una especie de marca para el Partido Socialista. Una obsesión que, sin embargo, sólo ha logrado cumplir con la incorporación de muchas suplentes en la lista a la Diputación provincial. Siete hombres y cuatro mujeres. Un pequeño desequilibrio que Miguel Martínez quiere corregir eligiendo a una mujer como portavoz de la institución provincial. Con estos gestos quiere lavar el patinazo que ha dado en el partido judicial de Astorga, donde ha perdido la oportunidad de dar un puesto a algún concejal de Maragatería o Cabrera, que nunca han tenido representación. Llama la atención que la alcaldesa de Luyego, Marisa Rodríguez, con cuatro mandatos en el haber de los socialistas, experiencia política y brillante, tampoco haya sido tenida en cuenta esta vez. Pero tampoco el veterano alcalde de Brañuelas. Lamentable es lo del PP. Presumirán de presidenta. Isabel Carrasco se estrena hoy en Cuadros. Pero incumplirán flagrantemente la ley de Igualdad, gracias a las cuotas de los «barones».