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Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

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AYER NOS HEMOS quedado sin cine. Como castigados. La Federación de Cines de España decidió cerrar sus cuatro mil salas para protestar contra el proyecto de Ley del Cine. Por lo visto, nadie está conforme con él. Hasta los actores se sumaron a la protesta. Atractiva situación: los mismos profesionales que tanto tuvieron que ver con el clima contrario a la guerra de Irak -lo cual influyó en la caída de popularidad del gobierno Aznar-, se rebelan ahora contra el partido con el que simpatizan. Los viejos apoyos a Zapatero se pasan ahora al ejército de agraviados. La verdad es que este gobierno tiene mala suerte con las leyes que afectan a sectores concretos. El mejor ejemplo fue la Ley del Vino, tuvo que ser retirada. Ahora, la Ley del Cine corre el riesgo de ser aceptada sólo por los productores, que defienden tanto la norma como la ministra Carmen Calvo. ¿Le falta a este gobierno capacidad de diálogo con los afectados? ¿No pone en práctica el talante prometido? Pues miren ustedes: depende quien hable. Si quien habla es la ministra, no hizo más que negociar con todos, a reunión diaria. Según los exhibidores, apenas hubo contactos. Lo de siempre: en caso de conflicto, cada uno da su versión. Por supuesto, interesada. Y se miente de forma descarada. Por ejemplo, los exhibidores aseguran que la cuota de espectadores del cine español es el 5%, cuando la verdad es que el año 2.006 ha sido del 15,7%. Se nos hace creer que se impone la «cuota de pantalla» de películas españolas, cuando la verdad es que lleva más de sesenta años vigente. Y, por último, se le pide a esta norma que hable de todo y que regule todo, como si se pudiera meter en lo regulado en el Código Mercantil o las leyes laborales. Guerra psicológica y propagandística. Los afectados quieren aprovechar el momento para sacar el mayor beneficio. Y, como sólo los productores lo consiguen, organizan la guerra. Ante ello, hay que decir dos cosas. Primera: quizá no hacía falta ninguna nueva ley del cine. Si se hace, y además de forma apresurada, es por la voluntad del gobierno de dar imagen reformista; que no quede nada sin reformar. Y segunda: si se quiere potenciar el cine español con ayuda económica directa y cuota de pantalla, hay que preguntar para qué: ¿para financiar un cine pobre, donde el mayor éxito de taquilla es el de Torrente ? El cine español no necesitaría cuotas si fuera capaz de alcanzar la media de espectadores que tiene el cine europeo en la mayoría de cada uno de sus respectivos países: en nuestro entorno supera el cuarenta por ciento. ¿Eso es por alguna ley? No. Es porque hacen un cine más interesante. Hagan lo mismo en nuestro país, y dejarán de vivir de la teta oficial.