Políticos

AHORA QUE se ha producido otra remodelación ministerial se agolpan una vez más las viejas preguntas sin respuesta: ¿deben los políticos ser profesionales y expertos en gestión o pueden provenir de cualquier área de actividad? ¿Es conveniente que los ministros procedan de una materia profesional afín a la cartera que van a desempeñar o más bien es al contrario? ¿Conviene que tengan experiencia administrativa o lo relevante es su inteligencia, que les permitirá adaptarse en poco tiempo a cualquier coyuntura? ¿Tienen los ministros que ser personas de confianza del presidente que los designa o lo importante es su capacidad personal? No hay respuestas rotundas a estas interrogaciones. Quizá porque en esta clase de regímenes sucede que «no hay hombres (ni mujeres, habría que añadir) necesarios; no hay más que hombres útiles», como ya detectaron los hermanos Goncourt. De cualquier modo, no son asuntos cerrados y habrá opiniones para todos los gustos. Hasta pudo tener razón Azaña cuando escribió que «para gobernar España quizás tuviera más ventajas un hombre con cualidades de zorro y que no descollase demasiado».