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Publicado por
JAVIER TOMÉ
León

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¡QUÉ MARCHAZO! A la llamada del efecto fin de semana y aprovechando la coartada de la Fiesta del Orgullo Gay y el Europride 2007, miles de personas llegadas de todos los confines se han concentrado en un Madrid todo sexo y secularidad, reconocido gracias a semejantes eventos, y los excesos babilónicos colaterales, como un escaparte de modernidad. Muy lejos quedan los tiempos en que los moñas, pues así se llamaba a los homosexuales, eran considerados paradigma de mal vivir y seres antisociales, tan sólo porque la canoa les hacía agua. De aquellos atavismos que fueron blasón de intolerancia e incultura, se ha pasado a un reconocimiento absoluto en el sistema legal vigente y un ambiente que respeta e incluso mima a los integrantes del llamado tercer sexo. Los políticos patrios, que no dan puntada sin hilo, se han sumado con entusiasmo a la reivindicativa caravana gay que puso Madrid patas abajo, destacando la ya ex ministra Carmen Calvo por su compromiso con las libertades individuales. No se quedó atrás Gaspar Llamazares, coordinador de IU, a quien se pudo ver bailar las canciones de Alaska en plena Gran Vía, con unos movimientos de caderas plenos de glamour petardo. Sin embargo, no se tiene constancia de la presencia de altos cargos del PP en el fiestorro, y ello a pesar de que su presidente, el circunspecto Rajoy, estuvo a punto de ocupar la portada de Zero, revista que es punto de referencia para los que entienden, y mucho, del asunto. La cosa no cuajó por la derrota electoral del 14-M, como tampoco prosperó la idea de enviar a la cabecera de la comitiva al señor Acebes en plan estupendo y disfrazado de Heidi, con tacones de aguja y un rojo de labios a lo Kim Bassinger que hubiera roto los corazones. Ellos se lo perdieron.