Cerrar
Publicado por
JOSÉ LUIS MEILÁN GIL
León

Creado:

Actualizado:

EL RECIENTE debate en el Congreso de los diputados sobre el Estado de la Nación se ha desarrollado con la mirada puesta descaradamente en las elecciones generales. Sólo desde esa perspectiva puede calibrarse el planteamiento de las intervenciones. Dejando de lado las incidencias del lance, ¿existe una alternativa? En una aproximación teórica, distanciada de las connotaciones emocionales, podría realizarse un inocente juego teórico de repasar las casillas que componen el tablero público del país. La bonanza económica, sobre todo en las grandes cifras, es una prueba de que la política del actual gobierno no ha quebrado la buena línea del anterior. ¿Sería peor en el futuro con un gobierno liderado por los populares? Para estos ha de ser natural lo que para un socialismo de izquierdas podría considerarse como un loable esfuerzo de contención ideológica. La postura de los primeros sobre reducción de impuestos o lucha contra la inflación o sobre la competitividad, la confianza inversora o la productividad no sería menos favorable. En cuanto a combatir el terrorismo, después del reconocido fracaso del «proceso de paz», y aceptada la presente postura de firmeza contra ETA, no parece que ofrezca dudas que los populares la tuvieran menor. Tampoco en inmigración, a juzgar por sus reiteradas declaraciones. En política exterior, las proximidades ideológicas con los líderes de Francia y Alemania harían todavía más fáciles, en principio, las relaciones con esos dos Estados clave en la Unión Europea. Con los EE. UU. mejorarían, incluso con una Administración demócrata. Para quienes consideran modélica la transición y el período constituyente, no revolver el pasado es un tanto a favor del PP. En materia de igualdad y redistribución de la riqueza la ventaja teórica corresponde a quienes toman su nombre de lo social. A la alternativa posible habría que decir, en sentido inverso, lo que se apuntó en relación con la política económica seguida por los socialistas. En relación con la familia, que es un pilar de la sociedad, el péndulo se inclinaría, sin embargo, a favor de la alternativa. Su oferta en educación propiciaría más la libertad en los tramos anteriores a la Universidad. De qué lado caerá el voto joven cortejado oficialmente. La alternativa sería más remota si la política gubernamental no hubiese traspasado innecesariamente líneas rojas que afectan a sentimientos y convicciones profundas. Y sería más accesible si los opositores no favorecieran su aislamiento. Es preciso contar con las minorías, que no sólo tienen intereses. Aceptando como irreversibles determinados hechos y cambiando la actitud, que ha generado rechazos, la alternativa debería estar en condiciones de garantizar un período de estabilidad institucional por lo que respecta a la organización territorial del Estado. La división que reflejaron los dos actores en el Parlamento va a marcar las próximas elecciones, estrechando dentro de la sociedad el campo para los asentimientos o discrepancias parciales.

Cargando contenidos...