Diario de León
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El urogallo, una especie «molesta» Quien más, quien menos habrá leído u oído hablar de los malos momentos que atraviesa el Urogallo Cantábrico (Tetras urogallus cantabricus), la subespecie más sureña, la de menor talla y sobre la que pende la más seria amenaza de extinción de todos los urogallos que habitan en Eurasia. No en vano en los últimos veinte años su población se ha reducido en un 50% y a fecha de hoy quedan, probablemente, menos de 500 ejemplares en toda la Cordillera Cantábrica. En España, la conservación de las especies en peligro de extinción es cosa de las comunidades autónomas. La Administración General del Estado se reserva el papel de moderador y armonizador de dichas políticas. Pues bien, en este estado de cosas, la maltrecha población cantábrica de urogallo, tiene el honor de contar, además de con una Estrategia Nacional para su conservación, con cuatro Planes de Recuperación, uno por cada una de las comunidades autónomas que configuran el escenario cantábrico: Galicia, Asturias, Cantabria y Castilla y León. En diciembre de 2006, la Junta de Castilla y León hizo público el borrador del Plan de Recuperación del urogallo cantábrico en la comunidad, para que toda persona o entidad interesada pudiera participar en su consulta y mejora. A este documento se presentaron numerosos escritos de alegaciones. Muchos de ellos, seguramente, coincidirían en exigir que el ámbito de aplicación del Plan de Recuperación se extendiese, al menos, a toda el área de distribución actual de la especie, tal y como establece la Estrategia Nacional para la conservación del urogallo cantábrico, el documento base para la elaboración de los planes de recuperación autonómicos. Y seguramente se preguntarán: ¿pero es que se puede dejar fuera de un Plan de Recuperación de una especie en peligro de extinción, a una parte de su ya exigua población? Pues no. Evidentemente, se trataría -se trata- de una vulneración de la ley. Y a impedirlo dedica sus esfuerzos la Plataforma para la Defensa de la Cordillera Cantábrica. Es hoy la fecha en que aún no se ha resuelto el texto definitivo del citado plan de recuperación en Castilla y León, por lo que todavía está pendiente de definición su ámbito de aplicación. Pues bien, deben saber ustedes que desde la fecha en que salió a información pública el borrador del Plan de Recuperación, lo que sí se ha resuelto es la instalación de 80 aerogeneradores distribuidos en 3 parques eólicos, «San Feliz», «La Espina» y «Valdesamario», que afectan directamente a poblaciones de urogallo que no han sido incluidas en el ámbito de aplicación del Plan de Recuperación. Es más, en la segunda mitad de 2006 se aprobó otro parque eólico en cuya tramitación se produjo falsificación en documento público, para soslayar los efectos sobre la especie, y que también se asentaba sobre territorio urogallero, no contemplado como tal por el gobierno regional. Y para rematar, la línea de alta tensión que pretende abastecer la sinrazón urbanística de San Isidro y los despilfarradores sistemas de nieve artificial de esta estación y de la aledaña Fuentes de Invierno, que la Diputación de León proyectó y sacó a contratación sin estudio de impacto ambiental, atraviesa otro de estos «molestos» territorios. En todo este galimatías hay protagonistas: Los promotores de los parques eólicos, el Servicio Territorial de Medio Ambiente y la Comisión Territorial de Prevención Ambiental de León -ésta última dependiente de aquel-, e incluso la Dirección General de Medio Natural y la Secretaría General de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León. Ellos se lo guisan y ellos se lo comen. Buen provecho. Pero queremos aquí recordar, que el Servicio Territorial de Medio Ambiente de León, además de velar por la conservación de las especies, tiene la llave para el otorgamiento de la preceptiva autorización a aquellos proyectos que, en la provincia, requieren evaluación de impacto ambiental. Ante esta tesitura, todos los indicios apuntan a que para este servicio territorial, el urogallo cantábrico, más que una especie en peligro de extinción, es una especie molesta. Emilio de la Calzada Lorenzo (Plataforma para la Defensa de la Cordillera Cantábrica). José Luis (Barcelona; edición digital).

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