Tratado de límites

DA LO mismo que el señor alcalde fuera socialista o 'popular', ya que ambas facciones son bastante impopulares, y una de las dos muy poco social. El caso es que le han hecho dimitir voluntariamente pero de manera obligatoria por «subirse el sueldo en exceso». ¿Dónde se sitúa la frontera de lo excesivo? Sólo sabemos que suele establecerse una vez traspasado el límite de lo necesario, pero como no sabemos qué es lo suficiente, ya que varía en cada caso, no hay manera de entenderse. En cada barrio hay señores, más o menos apócrifos, que obtienen beneficios superiores, desde un plano estrictamente económico, que un ministro o un presidente de Gobierno. Es una racanería hispánica que se debiera revisar. Los gerentes de una empresa que abarca al país, antes llamado patria, debían estar compensados, mejor sería decir damnificados, pero a lo que vamos: ¿cuándo comienza a ser excesivo un sueldo? Quizá -es un cálculo mío- cuando además de para ganarse el pan permite ganarse el aperitivo. El regidor de Mijas, que al parecer es un experto en contabilidad clandestina, ya que figura en la lista de regalos de la dadivosa promotora Aifos, cuyos directivos están implicados en la inacabable trama de corrupción marbellí, tenía un privilegio: el de ponerse el sueldo. «Todo privilegio es de linaje divino». ¿Cómo no usarlo? Hay que ser comprensivos. ¿Qué hubiera hecho yo si estuviese en mi mano derecha, que es la que firma los presupuestos, ponerme mi sueldo? Les aseguro que excedería al que podrían cobrar Mariano José de Larra y César González Ruano, juntos, si vivieran. No importa que les considere mis maestros, entre otros. «Al maestro, cuchillada», dice el refranero. Llega un momento en el que estorba. Lo importante es la nómina.