Carne picada de rosas mustias

ACABA de estrenarse en los cines Fast Food Restaurant . Un alto ejecutivo de una multinacional de hamburguesas viaja a la punta de la cadena de producción para averiguar por qué la carne picada de la especialidad estrella de la cadena se ha contaminado. Y lo que va descubriendo no le gusta nada. Con ese mismo hilo argumental sería posible empezar a rodar ya algo más que un corto sobre el socialismo ponferradino. Máxime después de lo ocurrido en la última seudoasamblea de militantes con el atrincheramiento final de Saavedra en la secretaría general. Zapatero sería el ejecutivo en cuestión y viajaría al lado más oscuro del PSOE local para descubrir cómo es posible que su portentoso efecto nacional se diluya como un elixir de baratillo en la costa del Sil. Recordaría que las familias que él dejó hace ya unos cuantos años al frente del «negocio» siguen al cargo del mismo con unos métodos que se han quedado anquilosados y que precisan una renovación total. Encontraría a un Ricardo González Saavedra que ha perdido definitivamente el Norte. Y a un Conrado Alonso empecinado en apoyarle -nadie sabe por qué- junto a otros grupúsculos que ahora se le adhieren hermanados básicamente por su fobia común hacia un Canedo y un Miguel Martínez que sostienen una férrea tutela orgánica en la comarca y que deberían empezar a hacerla mucho más flexible antes de que sea tarde. en vísperas de las generales Zapatero se daría cuenta de que el espectáculo bochornoso protagonizado por Saavedra no sólo va a terminar con lo poco que quedaba ya de su imagen política, sino que lo peor es que va a volver a afectar a los resultados del PSOE como ocurrió en los comicios municipales. Básicamente porque el paripé y la indignidad trascienden los límites de las cañerías orgánicas y vuelven a alcanzar a la sensibilidad de la ciudadanía e incluso del votante mayoritariamente socialista de Ponferrada, absolutamente desmovilizado. Villalba no puede ser cómplice por más tiempo de esta situación y Canedo y Martínez deben entender que la crisis de Ponferrada no se puede gestionar como la ejecutiva comarcal, donde por cierto es indispensable ya que se mueva el banquillo y el reparto de poder -diputados provinciales, procuradores y parlamentarios nacionales- empiece a llegar a los nuevos valores del partido tras el 27-M. Lo que no significa que a cada candidato que pierde en la capital comarcana se le busque un puesto las listas al Senado o al Congreso como ahora en justicia histórica viene a reivindicar Saavedra, que también parece exigir la vicepresidencia del Consejo para su número dos Emilia Fernández. El presidente, por último, seguro que advertirá sagaz como la estructura adiposa del PSOE berciano contrasta con la inconsistencia orgánica del PP. Los populares se buscan la vida cada uno por su lado para colocarse lo mejor posible, y los descolocados «agua y ajo», porque no existe ni patrón al que quejarse. El PP en el Bierzo, obnubilado por el éxito en Ponferrada, lleva mucho tiempo sin dirección y eso le hará picadillo.