Cerrar
Publicado por
FERNANDO ÓNEGA
León

Creado:

Actualizado:

PARA espectáculo político, el de Navarra. Han pasado cincuenta días de las elecciones, y la presidenta de su Parlamento Foral ha tenido que dar un plazo de treinta días más para que haya un candidato fiable a la presidencia del gobierno autónomo. Al escribir fiable, quiero decir que tenga los apoyos mínimos para ser investido y garantizar una presidencia estable y no sometida a la permanente amenaza de la moción de censura. La llave la tiene el Partido Socialista. Descartada provisionalmente -en Navarra ahora mismo todo es provisional-la alianza con Nafarroa Bai, el PSN tiene que decidir si hace coalición con el candidato de la derecha o se abstiene para facilitar su investidura. De lo contrario, habrá que repetir elecciones, con el riesgo de repetir también resultados. Al margen de lo que pase, que todo está abierto, la situación navarra sugiere dos graves reflexiones. Una, para el PSOE. No supo hacer una mínima pedagogía sobre sus intentos de alianza con los llamados «vasquistas». No supo siquiera sostener en público lo que sostienen en privado: que Nafarroa Bai no es ETA, sino un experimento donde hay antiguos etarras que ahora aceptan el sistema democrático, que es precisamente la vía que siempre se ha predicado para el abandono de la violencia. Y por ese falta de mensaje, aliarse con ellos fue presentado por la demagogia conservadora como el abrazo a los enemigos de España. Al no saber hacer frente a esa eficacia demoledora, no pudieron seguir adelante: corrían demasiados riesgos en las elecciones generales. La segunda se dirige al PP: no se puede andar por la política agitando fantasmas y metiendo miedo a los votantes. Al PSOE y a Rodríguez Zapatero le han hecho y dicho de todo. Le han reprochado una imaginaria entrega de Navarra a los terroristas. Lo han acusado de traición y de facilitar el comienzo de la construcción de la nación vasca. Llevaron a Pamplona a miles de manifestantes a reclamar la españolidad de aquella tierra frente al entreguista Zapatero. Y han manejado e inspirado a los medios de información próximos para que fueran altavoces de esa rendición. ¿Cuántas veces hemos escuchado en emisoras de radio y leído en vibrantes columnas de periódicos que Navarra estaba entregada de pies y manos? Pues los mismos que predicaron y airearon eso piden ahora que los socialistas traidores les dejen gobernar. Es natural la resistencia. Por lo menos, que les pidan disculpas públicas, ya que en política no se estila la palabra perdón. Lo único trascendente y demostrable hoy es que Navarra no se ha vendido. El problema está en los políticos, en su demagogia y en que una vez más han certificado lo que el pueblo les reprocha: su facilidad para mentir.