Diario de León

CUARTO CRECIENTE

De enemigo irreductiblea aliado reluctante

Publicado por
YASHMINA SHAWKI
León

Creado:

Actualizado:

VARIAS generaciones hemos crecido leyendo libros y viendo películas en las que el enfrentamiento entre los «buenos» demócratas occidentales y los «malos» comunistas del este trasladaban a la fría realidad de la política internacional el eterno conflicto moral entre los justos y los canallas. Afortunadamente, la terrible frontera que separó a las democracias, donde la libertad del individuo era aceptable, de los estados socialistas totalitarios, en los cuales, se primaba la fortaleza del estado frente al bienestar del ciudadano, sucumbió a los embates de los alemanes del este, deseosos de una vida mejor, con la caída del muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989. Sin embargo, el proceso ya se había iniciado en 1986 con la Perestroika o «reestructuración económica» propugnada por el aperturista Mikhail Gorbachov para intentar salir de la grave crisis económica y propiciar el desarrollo de una U.R.S.S. corrupta y anquilosada por un centralismo burocrático monolítico. Su culminación tuvo lugar en 1991 cuando se decidió la autodisolución de la misma. Las repúblicas que recobraron su independencia tras la desaparición de la U.R.S.S. han corrido una suerte desigual en la búsqueda de su identidad. La Federación Rusa, heredera de la grandeza histórica, ha intentado, sin lograrlo plenamente, recuperar el puesto de potencia mundial que la U.R.S.S. ostentó desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Y es que la desaparición del «telón de acero» supuso un duro revés para el equilibrio armamentístico y la necesidad de dar un giro a la configuración de los emplazamientos militares estratégicos. La Rusia de Putin, que ya no encuentra en los países del este una barrera protectora como antes encontraba, se siente amenazada por la intención norteamericana de ubicar su escudo antimisiles en la República Checa y Polonia. Su anuncio de suspensión del Tratado sobre fuerzas convencionales en Europa no es sino una forma de presionar a EEUU para obtener el reconocimiento a su relevancia internacional en un momento en el que aunar fuerzas contra el terrorismo, fundamentalmente, islámico, y el desarrollo nuclear incontrolado, es imprescindible para garantizar la paz mundial. Por no hablar, de la necesidad de Vladimir Putin de mostrarse firme en sus esfuerzos por ubicar a Rusia en el lugar que se merece y ganarse al electorado para los próximos comicios en los que, con una oposición cada vez mayor, se juega su revalidación.

tracking