NUBES Y CLAROS
Votos al peso
SURGEN de nuevo voces que reclaman una ley que sólo permita gobernar a los partidos más votados. Será al pairo de las conveniencias de quienes ahora lo proponen (el PP), pero ni es la primera vez que se reclama un poco de lógica ni les falta razón a quienes se rebelan contra un sistema en el que, no teniendo nada de divino, el último puede ser el primero sin ningún problema. Ya lo dijo en su día Rodríguez Ibarra y le quisieron echar a los leones, pero por lo bajini todo quisque reconocía que razón, lo que se dice razón, no le faltaba. A ver, ¿es este un sistema democrático? Sí. ¿Tienen voz los que representan a las minorías? Sí. Pero es que, además de voz, tienen una cuota de poder que supera con mucho el peso que les dan las urnas. Sacan unas siglas exóticas un concejal por los pelos, se convierten en y llave, y acaban mangoneando la cosa pública con un imperio muy alejado del que por votos les corresponde. Y no es eso. La representación para el que la gana, vale; pero el gobierno también para el que lo conquista. Y en esto no hay partido que pueda tirar la primera piedra. Quien más y quien menos ha vendido su programa al diablo para sumar votos en la investidura; e incluso ha entregado cargo público de relevancia al que, justamente por los votos, no lo tendría ni de lejos, para ganar la tan ansiada «estabilidad de gobierno», que no es otra cosa que gobernar cediendo permanentemente. Es mejor que gobernar en minoría, es cierto, porque las minorías hacen al fin y al cabo las instituciones ingobernables. Pero habrá que poner un límite. No sé si será el de que gobiernen los que tengan más de cierto porcentaje de votos. Pero desde luego no deberían ser nunca los que tienen, precisamente, el menor porcentaje de apoyos de los ciudadanos.