Cerrar
Publicado por
PABLO MOSQUERA
León

Creado:

Actualizado:

SUELDOS. Todos pendientes de cómo los alcaldes deciden pagarse a sí mismos. Ya no es noticia el urbanismo. El programa para gobernar ha sufrido la rebaja de los acuerdos para la coalición y está en función del reparto de las áreas de poder. En aquellos municipios donde se ganó por mayoría absoluta, la oposición que quiere hacerse notar desde el primer día, ha comenzado a insultar o descalificar la conducta del Alcalde. ¿Dónde están sus promesas de acercamiento y participación en el reparto del poder? Y es que todo lo que no sea dar trigo no es cumplir con lo predicado¿ Y sigue la incógnita. ¿Cuánto deben ganar los políticos, y si les exigimos dedicación exclusiva? ¿Es posible establecer unos parámetros en función del presupuesto que administran y de la población a la que atienden? ¿Es presentable que ganen más en el servicio público que en el puesto de trabajo del que vienen por profesión? Pero, ¿qué hacemos con los altos ejecutivos o funcionarios de máximo rango que pueden perder dinero? Lo que resulta escandaloso es comprobar que gentes de dudosa capacidad que han logrado acceder a la alcaldía lo primero que hagan es ponerse sueldo de director general o secretario de Estado. Y qué decir del baile de las dietas. Algunos saltan por encima de la ley de incompatibilidades cobrando el principal más las dietas. De esta manera suman y casi pasan inadvertidos. Hace años había en las ciudades los que vivían del cupón. Eran los accionistas que estaban esperando las reuniones de las compañías cotizantes en bolsa para saber cuál era el dividendo y cómo transcurriría la ampliación que afectaba a sus títulos de accionista. Hoy, circulan por nuestras carreteras los políticos con dietas, esos que cada vez que acuden a inaugurar algo en nombre de la Diputación, pasan la dieta al interventor. Hay que buscar una fórmula pactada de pagar a los que se dedican a lo público. Hace falta un registro serio de bienes y capitales para conocer los cambios patrimoniales del político, y así saber si pone las manos donde no debe.