EL REINO DE LA LLUVIA
Dígaselo a su señora
LO QUE tiene que hacer Ferrín Calamita, que según parece es un juez de Murcia, es contarle a su señora que la lesbianas son mala gente y que no pueden educar a sus hijas. Y tratar de convencer también a su señora que eso de la homosexualidad es como una secta satánica. Lo que no puede hacer Ferrín Calamita, si es cierto eso de que es juez, y además en Murcia, es negarse a aplicar la legislación vigente. Que es lo que ha hecho. Y aún peor. Lo que no puede hacer es no respetar la Constitución. Porque nadie le ha pedido a este señor de Murcia que ejerce de juez, su opinión sobre la homosexualidad, la prostitución, la toxicomanía o la producción del escarabajo rosado. Lo que se le exige, que no se le pide, es que aplique las leyes vigentes en los casos que se le encarguen, que para eso está. Y que todo lo demás, todos los problemas que tenga de conciencia, de cabeza o de estómago, los comente con su señora. Si preocupante resulta que a quien le encargamos de impartir justicia haga lo que ha hecho el juez murciano, más alarme es que se le consienta ejercer con el historial que luce. Y es que en este país parece que hay quien haga lo que haga y diga lo que diga sigue siendo reverenciado. Aquí convertimos a ex terroristas en escritores de éxito, a ladrones en reputados gestores y a algunos desmañados en admirados árbitros de nuestras vidas. Aunque luego resulte que no respetan ni la Constitución, que es lo mismo que hacen algunos de los que ellos deciden mandar a prisión.