EL BALCÓN DEL PUEBLO
No todo es blanco ni negro
ES TIEMPO vacacional. climatología, con dientes afilados de frío/calor, sirve a los políticos para ajustar sus penúltimas presencias en los medios de comunicación antes de estrenar el mes del ocio. Agosto es un mes muerto, aunque sea el que más vida otorga a los pueblos muertos. Todos intentarán cargar sus pilas para regresar a la gran batalla de otoño/invierno, con la pancarta de las elecciones generales a la vista, en la cima de marzo del 08. De aquí a entonces, la turra será continua, aunque no insufrible. Será el tiempo de la propaganda. Ya ha comenzado. El PSOE y el PP se han puesto a hacer balances del Plan del Oeste. Los dos partidos mayoritarios, también con los leonesistas metiendo baza y cuña, han caido en la más pura propaganda. Lo que para unos es un éxito total, para otros es un completo fracaso. Y, sin embargo, la realidad es mucho más compleja y matizada. Veamos las dos caras de la misma moneda. O la foto en blanco y negro o en color. Así, por ejemplo, algunas autovías, como la de Valladolid a León, o viceversa, es indiscutible que van con retraso respecto a los plazos previstos. Otras obras, como las de los túneles de Pajares para el Ave, van con indiscutible adelanto. Y van con adelanto a pesar de que hubo maniobras propagandísticas para ralentizarlas. De la misma manera, es incuestionable que van bien el Inteco o la ampliación del Aeropuerto, a pesar de las últimas trabas para el relleno de tierras en la ampliación de la pista. Un poeta que vive y gana el pan en el municipio de San Andrés ya ha sentenciado: ninguna traba detendrá a los caballos de acero para levantar el vuelo desde La Virgen del Camino. Y también es indiscutible que no se puede decir lo mismo del Ciemat o de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil. Es igualmente indiscutible y asombrosa la cifra de más de 700 millones de euros para la modernización de los regadíos de León, Zamora y Salamanca, algo que significa una apuesta decidida del Gobierno por la agricultura. Sólo algunos propagandistas, como Fernández Mañueco, lo pueden ignorar e intentar falsear. Los «mañuecos» que sustituyen la realidad por la propaganda tienen que saber que no engañan a nadie. Se autoengañan a sí mismos y pierden credibilidad ante los ciudadanos. Éstos, por supuesto, tienen criterio propio para valorar lo que es buen ritmo, lo que va a ritmo lento y lo que está estancado. Esta repentina moda de los políticos de sustituir razonamientos por afirmaciones altisonantes de pura propaganda, se les vuelve sistemáticamente en contra. Pero es que, además, el razonar y explicar la verdadera situación de los proyectos y contenidos de los programas, ayuda a valorar lo que está bien y a mejorar y corregir lo que va con retraso. Las proclamaciones de que todo está bien o todo está mal, blanco o negro, no ayuda nada a la mejor gestión de los proyectos. Y la mejor gestión es la principal obligación que tienen contraida los responsables públicos con sus ciudadanos. Los que se dedican a descalificar al adversacio lo olvidan por sistema.