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León

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Blasfemia, armadura de los cobardes La falta de respeto, el ataque a la dignidad de la persona y la blasfemia parece que son los modos de actuar en la sociedad actual. Un cartel con la efigie de Jesucristo con el brazo derecho elevado, con ademán fascista, ha estado circulando por las travesías de Pamplona mientras se celebraban los festejos de los Sanfermines. El arzobispo de Pamplona, Fernando Sebastián, aseveró su decidida condena ante la aludida pancarta blasfema que «profana uno de los símbolos más sagrados para los cristianos y degrada la calidad humana y social de nuestras fiestas», afirmó el arzobispo También, el Getafe, exhibió una perturbadora campaña publicitaria en la que Abraham, Moisés, Adán y el mismo Jesucristo permutan su fe por el fanatismo hacia el equipo de fútbol. Es una actitud que afrenta a la religión católica, que será la mayoritaria entre los seguidores del club, a quienes va orientado el «spot» televisivo, bajo el lema «Primero está mi equipo», la campaña para la captación de afiliados emerge con varios fragmentos bíblicos reescritos bajo una óptica que alude visiblemente la controversia blasfema.. El presidente del Observatorio para la Libertad Religiosa afirmaba que, la iconografía supone una «banalización de la historia del cristianismo» y que con ella «no solamente se ven atacados los católicos, sino todos los que tienen su raíz en la Sagrada Biblia, desde los judíos hasta los protestantes». Por otra parte, Madonna con vestimenta de inspiración sadomasoquista, la agresión libidinosa de sus danzas avalaron el espectáculo, «Confessions Tour». Son dos horas de canciones, coreografía y libertinaje, que parten con la diva bajando, con las extremidades en cruz y una corona de espinas sobre la testa, en un gigantesco crucifijo construido con vidrios de discotecas. La representación va más allá de la herejía, es más que una blasfemia. La Iglesia de Inglaterra manifestó su repudio. La carrera de injurias es tan larga que, en 1989, fue calificada «blasfema» por la Iglesia Católica, con ocasión del video «Like a Prayer», en el que se hallaban cruces llameando, imágenes sollozando sangre y se exhibía conquistando y acariciando a un santo negro. Las persistentes blasfemias a las que, últimamente, se subyugan las imágenes de Cristo, la Virgen y los santos, ya no subsistirán sin tener que reparar tales ofensas. De ello se encarga, en gran parte, la asociación «Amistad en Cristo» que surtió a raíz de las agresiones contra la religión católica que en su día representó la controvertible obra de teatro «Me cago en Dios», estrenada en abril del 2004. Siempre he afirmado, y seguiré reiterándolo, que la blasfemia contra la Iglesia Católica es el arma de los cobardes. Clemente Ferrer Rosello Soledad Hernández (León; edición digital).

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