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FEDERICO ABASCAL
León

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LA DIRECCIÓN del PSOE analiza desde anteanoche la insumisión del socialismo navarro, llamado por Ferraz a explicarse hoy ante la comisión ejecutiva federal del partido. Se trata, según lo dicho ayer por el presidente Zapatero desde Barcelona, de «intercambiar opiniones» y de «tomar una decisión». ¿Qué decisión? ZP dijo que «no la voy a adelantar», mostrando así que no deseaba ser en ese momento oráculo de sí mismo, aunque revelando subliminalmente que conocía la respuesta. Pero las respuestas, en política, duran lo que las circunstancias que las inspiran, y en las próximas veinticuatro horas cabe la posibilidad de que el Partido Socialista de Navarra explique a sus compañeros de Madrid que hay nuevas circunstancias favorables a un pacto con Nafarroa Bai para gobernar en la autonomía foral. Sospechan algunos observadores que la UPN, filial o franquicia del PP en Navarra, preferiría pasar a la oposición antes que soportar, desde un gobierno minoritario, la agresividad de socialistas y Na Bai, y la sombra en el horizonte de una moción de censura tras las elecciones generales del 2008. Así se explicarían algunas exigencias más bien inaceptables de UPN al PSN para gobernar en solitario, como sería el compromiso firmado de no presentar durante la legislatura censuras parlamentarias contra el 'upenista' Sanz. El abanico de opciones se reduce así de tres a dos, una vez descartada, como parece, la de tolerar pasivamente un gobierno de UPN. Quedan, pues, dos: gobierno PSN/Na Bai, con un hueco para Izquierda Unida, o nuevas elecciones. En la decisión que Zapatero conoce, pero que «no voy a adelantar», según afirmó ayer, no se descartaría una nueva confrontación electoral, y ello porque durante unos meses centraría la campaña todo los esfuerzos políticos que, en caso de una coalición PSN/Na Bai, destinaría la derecha 'popular', incluida la navarra, a hostigar y acosar la política antiterrorista del presidente Zapatero. La buena noticia que ayer salió de Euskadi fue la reincorporación de María San Gil a la política como líder del PP vasco tras cuatro meses de lucha personal contra una dolencia abatible, y sus primeras declaraciones, referidas a la situación en Navarra, señalaban ya lo que sería la actitud de su partido contra Zapatero si en Pamplona se formase el esbozado gobierno tripartito. Ese gobierno, vino a decir San Gil, confirmaría que en Navarra iba a gobernarse con el proyecto acordado por Zapatero con Batasuna. No parece que tras la cancelación por ETA de su tregua permanente y su anuncio de apertura de hostilidades en todos los frentes deban las fuerzas democráticas reflejar la menor tolerancia hacia la banda, que es ella misma y sus apéndices sociopolíticos, incluidos sectores totalmente desvinculados, pero que no ocultan cierta condescendencia en forma de piedad hacia los sufrimientos de los terroristas, como se ve en altos purpurados de Euskadi. Ocurre, sin embargo, que Nafarroa Bai ha puesto tanta distancia entre ella y ETA que sólo se perciben algunas coincidencias de objetivos, como la autodeterminación, pero con tenaz defensa de los medios pacíficos y reiteradas condenas a la violencia del terrorismo. La respuesta a Ferraz a sus compañeros navarros está al caer. Zapatero sólo puede inclinarse ya por gobierno PSN/Na Bai o nuevas elecciones.

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