Lección de humor

LA revista El jueves sigue dándole a la caja registradora, ahora con un extra sobre su secuestro. Pero la culpa no la tiene el juez Del Olmo. También se ha hecho famoso «El solitario» y a nadie se le ocurre culpar del interés mediático despertado a quienes le han detenido. Las intenciones del semanario estaban claras: vender más mediante una caricatura ofensiva y efectista. Pero ¿dónde estaba la gracia? Hace unos días un episodio de los Simpson lograba ser tan divertido como inteligente en un tema espinoso en los Estados Unidos, y muy interesante para nosotros por la polémica con Educación para la Ciudadanía. Lisa Simpson y Ned Flanders se enfrentan en los juzgados a causa de cómo debe enseñarse en la escuela el origen del hombre. Lisa defiende el evolucionismo mientras que Flanders esgrime que la Biblia debe entenderse al pie de la letra. Ganarán los argumentos de la pequeña Simpson a favor de nuestra procedencia del mono, tras contemplar todos los presentes a Homer esforzarse en abrir con la boca una botella de cerveza, entre saltos y gruñidos simiescos. Un episodio con ironía inteligente, esa que le faltaba a la soez portada de El Ju eves. Fácil y chabacana. Tras fallarse a favor de las tesis de Lisa ésta le dice: «le respeto señor Flanders porque ha defendido sus creencias». Y él: « gracias vecinita, ahora vayamos todos a tomar unas tacitas de chocolatito». Uno de sus hijos grita». «¡viva!, y el otro: «¡cállate gilipollas!»... se quita la máscara y era Nelson, el matón de la escuela. Mordacidad socarrona, hasta gamberra, contra el integrismo religioso estadounidense, pero con ingenio y sin caer en otras formas de intolerancia, con tal de conseguir carcajadas. Cualquier cretino puede hacer reír a un cretino, pero no lo hará con humor sino con simulacros.