Diario de León

HISTORIAS DEL REINO

Milenarismos y conmemoraciones futuras

Publicado por
MARGARITA TORRES
León

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EN 1969 un judío de nombre Abraham Shalom Yehezquel Yehuda donó al estado de Israel ciertos manuscritos de Isaac Newton, aquel investigador de origen británico que descubrió la ley de la gravedad. Hace un par de semanas, ese material ha sido modelado en forma de exposición en la Biblioteca Nacional de Israel con el nombre de «Los Secretos de Newton». En ella se revela esa otra cara del científico que escarbó en el Talmud y curioseó durante cincuenta y cinco años en las entretelas bíblicas para decodificarla y rastrear en ella las leyes divinas del Universo. Cuenta Newton, en una carta de 1704, que el fin del mundo, según el Libro del Profeta Daniel, se producirá en 2060. Su precisa diana cronológica se basa en el resta-suma efectuado para localizar la data del Armagedón, la última batalla entre las fuerzas del Bien y del Mal que acarreará plagas, guerras, pestes varias -no me refiero hoy a los topillos, ni a la sempiterna consejera Clemente-, y, después de tanto maligno campando a sus anchas, la Parusía y con ella mil años de reinado de los santos. Para situar la fecha, según el físico inglés, calculó que debían transcurrir 1.260 años desde la refundación del Sacro Imperio por Carlomagno. Si aquello aconteció en el redondo 800, baste unir ambas cifras para dilucidar en qué momento se acabará la era de los malos, los trepas, los ambiciosos, los mediocres, los envidiosos, los que, como el caballo de Atila y las hordas de los hunos, siembran el caos, la desesperanza y esa desagradable sensación de desamparo en todos los que no pertenecen a su peculiar clan del oso cavernario. En fin, que tenemos que esperar cincuenta y tres añitos de nada para que esa gentuza llene las calderas de Pedro Botero y los demás podamos vivir tranquilos y relajados, con nuestros éxitos y miserias, sin vigilar los puñales que vuelan hacia nuestras espaldas. Si abandonamos Israel para regresar al terruño, advertiremos que nuestro querido León no se escapará a estas solemnidades históricas varias, pues, según Nostradamus, en esa cuestión del final de los tiempos jugaremos los leoneses papel relevante dentro de la presente legislatura. Una legislatura que, superado el bochorno estival, debe de comenzar a ofrecernos respuestas a esos problemas que nos aquejan y que ocuparon tantas páginas antes del momento de introducir la papeleta. No les resta materia pequeña pues, si volvemos al asunto de las conmemoraciones terroríficas, siempre según Nostradamus, para fechas que rondan el 2009-2011 habremos de convertirnos los de León en el supuesto epicentro de algo muy grande. La redonda cifra provoca más de un amante que la acaricie, pero tal y como se pergeña el asunto, por lo que se filtra, para mí que terminaremos celebrando los eventos milenaristas con los fuegos artificiales de la víspera del futuro Armagedón newtoniano, comiendo morcilla los pocos que nos quedemos, invadidos por los roedores y asistiendo los curiosos a un gran Congreso sobre Regios Panteones de topillos difuntos en el campo de batalla leonés. Tranquilos, si al final los que tienen razón son los mayas, el sábado 22 de diciembre de 2012, todos calvos. Milenarismos a nosotros¿

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