Las dádivas del presidente

EL PRESIDENTE del Gobierno fue el miércoles a las Canarias, azotadas por graves incendios, y prometió todas las ayudas necesarias, que el viernes eran acordadas por un consejo de ministros extraordinario. El jueves, el presidente del Gobierno visitaba Barcelona, a apagar esta vez otros fuegos, los suscitados por la indignación creada por el gran apagón del día 23 -llovía sobre mojado, y tal falla de un servicio esencial se acumulaba a otras carencias-, y prometió inversiones sin cuento en las infraestructuras, dinero para rescatar peajes, adelantos en la provisión de servicios... Ese mismo día viajó a Mallorca, a despachar con el Rey, pero aún tuvo tiempo de prometerle al presidente insular, Francesc Antich, recursos suficientes en 2008 para llevar a cabo el desarrollo del nuevo Estatuto de Autonomía... Algo rechina en esta propensión a la pública generosidad, más propia de un mecenas que de un buen administrador que ha de ajustarse a los recursos disponibles y tiene que distribuirlos conforme a pautas equitativas. Hace mal efecto que el dinero de todos sea objeto de esta pública subasta de buenas intenciones.