Diario de León

EN EL FILO

Sanz y su lealtad forzosa

Publicado por
FEDERICO ABASCAL
León

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AL PROHIBIR el homenaje público en Amorebieta al etarra Sabino Euba, Pelopintxo, fallecido el domingo pasado, la Justicia -Fiscalía y Audiencia Nacional- ha evitado a la sociedad española un penoso espectáculo como hubiera sido el de la pasividad de jueces y fiscales ante una provocación ceremonial del terrorismo. Euba fue el responsable de la economía de ETA desde finales de los 80 hasta la caída de la dirección de la banda en 1992, en su escondite de Bidart. El juez del Olmo ha ordenado a la ertzaintza que impida el acto, tanto por sus posibles/probables derivaciones en grave delito terrorista como porque su convocatoria está firmada por un miembro de Segi, organización ilegalizada. Gusta ETA de ensalzar mediante símbolos gráficos, gestos pseudopolíticos y ceremonias públicas, o al aire libre, la figura de sus militantes muertos. Pelopintxo ha muerto de cáncer a los 70 años de una vida que, durante mucho tiempo, ha estado al servicio de la organización terrorista. Como toda muerte causa dolor, y aunque ETA desprecie o se vanaglorie del dolor que sus crímenes producen, el hecho de que en esta columna se elogie la prohibición por la Justicia de un homenaje público a un etarra más bien siniestro no impide que estas líneas respeten el dolor privado que sentirán los deudos de Sabino Eube. Pero las lágrimas del amalgama de ETA, que se derramen en privado. En la lucha antiterrorista funciona la colaboración hispanofrancesa como si los cuerpos policiales de los dos países formasen una orquesta, antietarra se entiende. Y en Navarra se pudo comprobar que las discrepancias de la oposición 'popular' sobre la política antiterrorista del Gobierno desaparecen cuando una insuficiencia de escaños para investir al presidente Miguel Sanz aconsejan plegarse al consenso antiterrorista que el ofrecía o le dictaba el líder de la oposición socialista, Roberto Jiménez. La fuerza del grupo parlamentario del PSN se mide por la pasiva tolerancia con que, renunciando a votar, permitirán la investidura de Sanz, el virrey navarro del PP. Al ofrecer un consenso antiterrorista a Sanz, el portavoz socialista lo condicionó en tres puntos: mutua lealtad de quienes se sumen al consenso; compromiso de no utilizar la lucha antiterrorista en el debate político, y reconocimiento del liderazgo del gobierno de España en esta materia. Sanz se apresuró a no ver nada inasumible en la oferta socialista, asegurando que él nunca había infringido ninguno de los tres puntos exigidos por Jiménez, lo cual inventa una realidad muy distinta del pasado reciente, en el que Sanz hasta organizó una manifestación en la que se protestó airadamente contra la venta por el Gobierno de Navarra a ETA. Sanz afirmó ayer que ni la pancarta ni la cabecera de la manifestación se dirigían contra el Gobierno de España, faltaría más.

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