San Glorio y el futuro de nuestra montaña

DESDE LOS AÑOS setenta se lleva reclamando una estación de esquí para la Montaña Oriental, entonces llamada Esla 2000. Desde hace unos ocho años, y por iniciativa de los hosteleros de la comarca, se ha vuelto a reclamar. Hace cuatro, aparece el grupo Tres Provincias, que quiere una conexión a los altos Valles de Palencia. Esto suponía una traba más, al estar dentro del parque de Fuentes Carrionas. Las buenas influencias de Tres Provincias, lograron la modificación del PORN. Para lo que desde nuestra montaña llevábamos reclamando años no era necesaria tal modificación. El proyecto parece en la actualidad más de los pueblos del alto Carrión y Pisuerga que nuestro. La mayoría de las manifestaciones y reuniones se llevan a cabo allí. Los artículos de los periódicos (ocho de cada diez) hablan de la «estación palentina de San Glorio». Nos han arrebatado todo el protagonismo y titularidad. Desde la montaña se empezaron a levantar voces críticas. Los terrenos aptos para el esquí están en los valles leoneses. El valle añadido palentino, sur del pico Guadañas, es muy poco interesante desde el punto de vista del esquí. Segundo, las comunicaciones. Éstas han sido pésimas en toda Tierra de la Reina, más después del pantano. Sin embargo, Guardo, Velilla y Cervera están infinitamente mejor comunicados de los potenciales esquiadores, que serían los residentes en Madrid, ambas Castillas, así como portugueses y gallegos. Acceder a la estación a través de Cardaño es mucho más ventajoso. Si a esto le unimos que la propia empresa Tres Provincias tiene previsto construir sus urbanizaciones y ofertas hoteleras allí (su verdadero negocio), podemos estar ante «un nuevo Cares», donde la parte más bonita es de León, pero tan sólo un 10-15% acceden por aquí. Esta «imperiosa» necesidad de comunicar la estación con la zona palentina ha traído dos nuevos inconvenientes. Primero, se ha invadido una de las zonas críticas dentro del plan de recuperación del oso pardo, el Valle de Riasvargas. Pudiera ocurrir que desde Europa se paralice o se «eternice» definitivamente el proyecto. El segundo es puramente técnico. La conexión con Cardaño se ha hecho a 1.500 metros de altitud, donde el valle de Lechada se divide en dos y donde la nieve apenas dura unos días después de las grandes nevadas. Han diseñado una estación abocada al fracaso por la falta de nieve. Ésta ha pasado (así se llevaba vendiendo años y años) de tener mucha altitud y más nieve que ninguna en España a tener todos sus accesos a unas cotas impensables, dadas las condiciones de innivación actuales. Una comparativa de cotas de pistas de San Isidro y San Glorio hace pensar que sea San Isidro la que más altitud tiene. Tan sólo dos arrastres paralelos, Salencias I y II, y con los que ya nadie cuenta para esquiar, parten por debajo de 1.600 metros. En San Glorio seis pistas parten por debajo de esa cota en la zona leonesa, por las que hay que pasar obligatoriamente para acceder a las partes altas, totalmente desaprovechadas. San Glorio (Tornos, 1.548 metros; Naranco, 1.550; El Hoyo, 1524; Pico Cuartas, 1.524; Lechada, 1.520; Hoyos Vargas, 1.592). En San Isidro, Salencias I y II-1.500 (Debutanes y La Raya desparecen). Así se necesitan 352 cañones de nieve, por 50 que tiene la estación de San Isidro, con el coste de instalación y mantenimiento que ello supone. No hablemos de Baqueira, con quien se ha querido comparar, donde sólo una base a 1.500 metros sirve de paso a la verdadera, a 1.800. Los otras dos bases accesibles en automóvil son Beret, a 1.850, y Bonaigua, a 2.072. Se esquía de ahí para arriba. Caso contrario es Font-Romeu, primera estación que se creó en Francia, y cuyas cotas desde 1.600 metros eran buenas para aquella época. Sólo 500 cañones mantienen a duras penas parte de sus pistas. Los esquiadores se escapan a otras estaciones con mayor altitud. Está condenada a desparecer. Algo así le puede pasar al actual proyecto de San Glorio, con la diferencia que se ha diseñado en el año 2007. San Glorio, debido a su situación geográfica, debe estar orientada a que la gente venga a pasar una semana o un puente. Para ello debe tener un diseño atractivo y un poco, seamos sinceros, competitivo con alguna de los Pirineos. El actual proyecto supedita el conectarse a Palencia a todo los demás. A una estación así no vendrá nadie a pasar una semana desde Madrid o desde Burgos. Es más, los de aquí, que queramos «desbravar», como decimos los que esquiamos en las pequeñas estaciones cantábricas, seguiremos yendo a pasar la semanita de turno a los Pirineos o a los Alpes. Como bien dijo Tomás Sierra, alcalde de Boca de Huérgano, si la estación fuera sólo de León ya se estaría construyendo. Seamos serios y modestos. Una estación a la que se entrara por el Naranco sólo tendría una base a 1.550 metros que serviría de paso a las zonas altas de este valle, y sobre todo al Boquerón (1.800 metros) y Lechada, del refugio La Virgen Loca hacia arriba. El coste se reduciría en gran manera, pero se ganaría en calidad y altura. Haría que la estación pudiera ser compatible con el plan de recuperación del oso y que nuestra montaña se beneficiara de lo que es suyo. También en esto se ha exagerado: las expectativas que genera una estación de esquí son limitadas. San Isidro ha ayudado a no despoblarse a Lillo, Cofiñal y dos pueblos de Asturias; el resto está como nuestra montaña. Los datos del INE para Lillo son: año 1991, 776 habitantes; año 1996, 706; año 2001, 725; año 2004, 696. Reyero, el siguiente más próximo a San Isidro, 146 en el año 2004. Ya estamos cansados de macroproyectos que han acabado en la nada, más después de llevar cuantiosas subvenciones. En su página web Tres Provincias anuncia que ha solicitado una subvención de 45 millones con cargo a los fondos Miner. Parte, como siempre, lo ponemos entre todos. Los beneficios de sus negocios inmobiliarios son para ellos. ¿Por qué esos fondos públicos no los gestiona un ente público, como la Diputación, y de verdad se invierten en lo que necesitamos? Señora Carrasco, presidenta de la Diputación, y señores regidores de nuestros ayuntamientos, ahí tienen el reto. De ustedes depende el futuro de nuestra montaña.