Sarkozy y Gadafi

HA CAUSADO gran escándalo mediático la coincidencia de la liberación por el Gobierno libio, de las enfermeras búlgaras condenadas a muerte, a instancias del Gobierno francés, al tiempo del anuncio de la compra, por valor de 300 millones de euros, al grupo aeronáutico EADS de varios productos de carácter militar y civil en Francia. Se critica la operación comercial francesa porque podría haberse aprovechado de la coyuntura humanitaria para el negocio con un país que había apoyado al terrorismo. Parece que el presidente Sarkozy presionó al coronel Gadafi para que diera una muestra de magnanimidad, independientemente de la venta que estaba siendo gestionada desde hace año y medio. Esto significa el reconocimiento del giro estratégico dado por régimen libio. Libia, con su régimen revolucionario muy atenuado, es atractivo para el interés de las naciones industrializadas, por disponer de unas reservas importantes de petróleo. Tanto es así que, una vez levantado el embargo, los líderes occidentales se apresuraron a visitar a Gadafi para obtener ventajas empresariales; Colin Powel, Tony Blair, Berlusconi, Schroeder y Aznar, pronto viajaron a Trípoli sin que a nadie le importase. Así consiguieron permisos de prospección petrolífera y de gas natural. EE.UU. obtuvo 11 de los 15 permisos que dio Gadafi, Reino Unido consiguió permisos para gas natural e Italia inauguró un oleoducto de 540 kilómetros que unió a los dos países para siempre. Entonces, ¿De qué podemos extrañarnos ahora porque Sarkozy estrene su política exterior con esta iniciativa que asegura el suministro de petróleo para Francia? A la vuelta de un par de décadas el problema de los combustibles energéticos va a constituir el máximo interés de las naciones industrializadas que ya han comenzado a tomar posiciones, situando a sus empresas junto a las zonas de grandes reservas de gas y petróleo. Así, Irak, Irán, Kuwait y Arabia Saudí, además de los países caucásicos, nos ofrecen la realidad de esta situación, mientras que el petróleo alcanza precios máximos. Por eso, el acercamiento de Sarkozy a Gadafi tiene su lógica. 1397124194