Bush pierde a su arquitecto

LA LISTA de los fieles de Bush en el poder se acorta cada vez más. Antes tuvieron que irse Colin Powell, Paul Wolfowitz, Donald Rumsfeld y John Bolton. Ahora ha anunciado la dimisión su principal asesor político, Karl Rove, el indiscutible ideólogo y estratega electoral del presidente. El propio Bush le llamaba el Arquitecto . Y lo era. El arquitecto de sus victorias electorales, pero también el impulsor de la guerra de Irak y la más que probable «mano oculta» de una manipulación mediática sin precedentes, que salpicó a medios como The New York Times (que debilitaron indebidamente sus rigurosos controles informativos, atemorizados, tras el 11-S, por una opinión pública muy mayoritariamente favorable a cualquier respuesta gubernamental que se apellidase antiterrorista). Ciertamente, Karl Rove ha sido un fiel colaborador de Bush, pero no será por esto por lo que pase a la historia. Su talento estratégico, innegable, se ha manifestado sobre todo en la crispación y radicalización del país y en la ausencia de escrúpulos a la hora de dirigir y ejecutar sus campañas de movilización partidista. Sus recetas figuran en los manuales sobre campañas electorales. Karl Rove no es un centrista ni cree que el vivero de los votos esté esperando a los partidos en un indeciso centro político. Por el contrario, cree que lo primero es señalar un horizonte claro y atractivo, y a partir de ahí polarizar y movilizar a las masas con el millón de voluntarios infatigables de que dispuso en las campañas de Bush. De este modo, en vez de una lucha entre partidos, Rove conseguía que los republicanos considerasen a sus adversarios demócratas como enemigos de EE.UU. Enemigos internos, es decir, de los peores, casi unos traidores a la gran patria imperial.Rove quería construir una larga etapa neoconservadora en su país. Pero las cosas empezaron a torcérsele en Irak y su juego se reveló tan implacable y sucio como visible. Su proyecto se derrumbó. Ahora anuncia su dimisión y los calificativos -«fuerza oscura», «genio malvado», etcétera- lo dicen casi todo sobre él. El mundo está mucho mejor sin políticos como Karl Rove...