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BERNARDINO C. GONZÁLEZ-HALLER 1397124194
León

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SABEMOS que sólo podemos acceder a la información desde los medios de comunicación. Sabemos que el orden social no es posible sin información. Sabemos que la sociedad sin información no se puede articular, está perdida. Una vez reconocido el papel que juegan los medios de comunicación, procede formular la siguientes preguntas: ¿todos los medios informan correctamente? ¿Los gobiernos han hecho lo necesario para lograrlo? Está muy claro que hay medios que, en vez de informar con rigor, pervierten los contenidos de la información para confundir y manipular los receptores de la misma. Hace unos días, Rosa Regás, directora de la Biblioteca Nacional, en una entrevista publicada en el último número de Tribuna de la Administración Pública , que publica el Sindicato de Comisiones Obreras, al referirse a la situación política, dijo: «Hace dos meses que no leo la prensa, ni veo la tele, ni escucho la radio. Porque me inquieta tanto la crispación que no me deja trabajar. Sé a quien voto, ya sé los insultos y las mentiras por dónde van y no soy masoquista». Además remato la cuestión diciendo en un artículo que publicó en El Periódico de Cataluña que celebraba «que se vendiesenn menos periódicos». Dicho así, parece una incoherencia que una escritora que ha colaborado en emisoras de radio, en televisiones y tiene las puertas abiertas para escribir en los periódicos de ámbito nacional y es Directora de la Biblioteca Nacional, una institución que requiere máxima sensibilidad, generalice de ese modo. Por supuesto, yo me sumo a la crítica que se le puede hacer a Rosa Regás. Pero quiero matizar: hay que entender las declaraciones en el contexto en que se producen. Ella se refiere a los medios que no cumplen con los principios fundamentales del periodismo. Todos los periodistas saben que la información tiene que ser veraz, clara, precisa y contrastada, y que los medios deben ser neutrales. Y hay medios, en esto coincido con Regás, que es bueno, para la salud democrática, que cada vez los escuchen, los lean o los vean menos ciudadanos. En algunos de esos medios, no los voy a citar, hay periodistas y escritores que no respetan las limitaciones que impone el código deontológico. Quiero apoyar esta afirmación en lo que ha dicho Ramón Espuney, miembro de la junta de la federación de sindicatos de periodistas. Al hacer la oportuna crítica a las opiniones de Regás reconoce que hacen falta mecanismos reguladores que establezcan los derechos y las obligaciones de los profesionales y de los receptores de la información. Reconoce «la indignación» que pueden provocar «los excesos de la prensa, la radio y la televisión». Y añade: «España es una anomalía entre los países democráticos. Los códigos deontológico son un brindis al sol. No son vinculantes y se vulneran reiteradamente».

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