Heavy metal

ABSTENERSE oídos delicados de acudir a conciertos de bandas de metal, de acidez sónica destructiva y brutales guitarrones, entre chupas de cuero, melenas sudorosas, muñequeras de pinchos, tatuajes, voces agresivas, millones de decibelios, cervezorras y porros. El mejor invento de los jevys es su fantasía a la hora de bautizar a los grupos, con nombres, por lo general en inglés, que relatan un mundo de oscuridad y perversión. También los hay normalitos, como Rolling Stones, Metallika, Bon Jovi, Led Zeppelín, AC/DC y Aerosmith, Guns N'Roses, Motorhead, Deep Purple, Red Hot Chili Peppers o nuestros Burning , Mago de Oz, Sociedad Alkoholika y Ángeles del Infierno. La caña, la maldad, el vicio, el sexo, el sacamantecas, las cadenas, los munchacos y la droga vienen de la mano de los más duros del death metal, calaveras como Judas Priest -el cura de Judas-, Cradle of Filth -cuna de asco-, Death Breath -estertor de muerte-, Killing Machine -la máquina de matar-, Rotting Christ -el Cristo que se pudre-, Deadstar Assembly -la asamblea de estrellas muertas-, Born for Pain -nacidos para sufrir, aplicable al talante propio de León-, Destruction, Crave Digger -el enterrador del ansia-, The Scourger -el azotador-, Black Sabbath -el sábado judío negro-, Demon, Bible of the Devil -la biblia del demonio-, Cattle Decapitation -la decapitación del ganado-, Cool Panic -el pánico frío-, White Snake -la serpiente blanca-, White Skull -la calavera blanca-, Beasts of Bourbon -las bestias del guiski-, Midnight Oil -petróleo de media noche- y otros, autores de canciones tipo Burned Down The Enemy -quememos al enemigo-, Diabolic Procesión -procesión diabólica-, Night of the Demon -la noche del demonio-, Skin and Bones -piel y huesos-, Scarred for Life -desollada en vida- o la machista Suck It or Get Out -chupámela o márchate-. La artillería de guitarras chirriantes que toca los cojones a la sociedad bienpensante sirve para animar a que compremos el cuponazo.