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TRIBUNA

Por mandato de Don Quijote Educación multicultural

Publicado por
FRANCISCO ARIAS SOLÍS SATURNINO ALONSO REQUEJO
León

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LOS CONTEXTOS heterogéneos, a los que asisten alumnos pertenecientes a distintos grupos étnicos o culturales, proporcionan una excelente oportunidad de educación multicultural, que puede enriquecer a todos los alumnos en su desarrollo de la tolerancia a la diversidad. Porque la alta conflictividad de las aulas heterogéneas representa no sólo una dificultad a superar, sino también una excelente oportunidad para aprender a ser tolerante en una sociedad que cada vez es más heterogénea y conflictiva. En otras palabras, en los contextos homogéneos hay menos conflictos, pero también menos oportunidades para aprender a resolverlos. La obligatoriedad de asistencia a la escuela no es suficiente para garantizar el principio de igualdad de oportunidades. Existen sutiles y complejos procesos de discriminación educativa en la interacción de los alumnos a todos los niveles (con la materia, con el profesor, con los compañeros, con los valores del sistema escolar) que es necesario transformar. En la mayoría de las clases suele haber un pequeño grupo de alumnos que protagoniza casi todas las interacciones y éxitos y otro pequeño grupo que no consigue ninguno. Esta desigual distribución del reconocimiento escolar es el más claro antecedente de las desigualdades que existen en la sociedad adulta. Y superar aquéllas es, por tanto una importante condición para superar éstas. Distribuir el éxito de forma que todos los alumnos logren un nivel aceptable de reconocimiento es, además, una de las principales condiciones para disminuir los prejuicios hacia los grupos en desventaja y hacer que la escuela sea más justa (menos discriminatoria) . Trabajar con otros es más divertido y estimulante que trabajar de forma individual. La mayoría de nuestras amistades surgen gracias a la cooperación y casi todas las tareas que debemos realizar en la vida cotidiana la exigen. Los estudios experimentales demuestran, en ese sentido, que aquellos con los que compartimos y conseguimos metas fuertemente deseadas se convierten en nuestros amigos aunque tuviéramos inicialmente prejuicios contra ellos. Además, los estudios realizados sobre los prejuicios en contextos escolares demuestran que dichos prejuicios se activan especialmente cuando al hecho de pertenecer a un grupo étnico minoritario y en desventaja se une un bajo estatus académico. Son en gran medida estas diferencias de estatus y reconocimiento las que parecen estimular el prejuicio inter-étnico en el grupo mayoritario y el prejuicio intra-étnico en el grupo minoritario. Proporcionar experiencias en las que los alumnos pertenecientes a distintos grupos étnicos o culturales tengan igual estatus es uno de los procedimientos más eficaces de reducir los prejuicios. Por otro lado, la integración física de las minorías étnicas en la misma escuela a la que asisten grupos mayoritarios es una condición necesaria pero no suficiente de su integración social. Para alcanzar esta última es imprescindible proporcionar además de las experiencias de igualdad de estatus anteriormente mencionadas, oportunidades para el establecimiento relaciones interétnicas de amistad. Cuando no se potencian activamente dichas oportunidades, las relaciones interétnicas suelen ser muy superficiales y se corre el riesgo de que contribuyan a aumentar los prejuicios. Las investigaciones demuestran que el procedimiento de aprendizaje cooperativo es el método más eficaz para superar los prejuicios raciales en el aula de clase. Y es que, como dijo el poeta: «No es lo que nos pasa/ es lo que no nos pasa/ lo que duele y separa». SABIDO ES que Don Quijote «solamente disparaba en tocándole en la caballería». En los demás asuntos, era tan cuerdo y más que cualquiera. Por otra parte, demostró su grandeza y altura de miras dándole a su segundo el poder, los honores y las riquezas en forma de ínsula; y se reservó para él la ideología, la utopía, el sueño y el ensueño en la persona de Dulcinea. El caso es que, sabiendo de memoria que Sancho Panza era un porro, un ignorante, un mentecato y un «costal de refranes y malicias»; y conocedor de que «los oficios y grandes cargos no son otra cosa sino un golfo profundo de confusiones», lo mismo que Dios subió a Moisés a la cumbre del monte Sinaí para dictarle los Diez Mandamientos, así Don Quijote metió a Sancho en su aposento y le entregó los diez mandamientos del buen gobierno. Que le dijo: 1.º Has de «temer a Dios, porque en el temerle esté la sabiduría», necesaria para gobernar con acierto. 2.º «Conócete a ti mismo» (Píndaro). «Del conocerte saldrá el no hincharte como rana». 3.º «Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje» «La sangre se hereda y la virtud se conquista». 4.º A tu propia, «enséñala, doctrínala y desbástala de su natural rudeza». 5.º Si enviudas y quieres mejorar de consorte, «no la tomes tal que sirva de anzuelo y caña de pescar». 6.º «Nunca te guíes por la ley del encaje» (arbitrariedad). 7.º «No cargues todo el rigor de la ley en el delincuente». 8.º «Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia». 9.º «Si alguna mujer hermosa viene a pedirte justicia, quita los ojos de sus lágrimas y considera la sustancia de lo que pide». 10.º «Al que has de castigar con obras no trates mal con palabras». Después de estas consideraciones esenciales, Don Quijote ofició de Asesor de Imagen, dando a Sancho algunos consejillos de andar por casa, tales como éstos: cortarse las uñas, porque las uñas largas son «garras de cernícalo lagartijero». Ser limpio y compuesto en el vestir. No comer ajos ni cebollas, «porque no saquen por el olor tu villanería». Comer poco y beber menos, porque «el vino demasiado no guarda secreto ni cumple palabra». No mascar a dos carrillos y menos erutar. Ser moderado en el dormir, «que el que no madruga con el sol, no goza del día». Y, sobre todo, aprender a leer y escribir, porque «sobre el cimiento de la necedad no asienta ningún discreto edificio». Sancho escuchaba estos consejos «y pensaba guardarlos y salir por ellos a buen puerto de la preñez de su gobierno». Lo de leer y escribir le resultaba muy cuesta arriba. Pero echaría mano de algún sirviente que firmara por él. Y decía: «Teniendo yo el mando y el palo, haré lo que quiera». Esto fue lo que aconteció aquel día en la estancia de Don Quijote, y así fue como el sabio preparó al ignorante para el buen gobierno. Que Don Quijote pensaba acerca de la república casi, casi como el mismo Platón. Aun con todo y eso, Sancho Panza sentía un ronroneo en las tripas que le llevó a decir: «Más me quiero ir Sancho al cielo que gobernador al infierno». Y sólo por esto, Don Quijote le consideró digno del gobierno. Y le dijo: «Buen natural tienes, sin lo cual no hay ciencia que valga». Por mi parte, ¡brindo por Don Quijote y su programa gubernamental!

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